Centro Internacional de Estudios Místicos, Ávila
Villamonte Editores, Madrid
2002
La recuperación del patrimonio cultural y su transmisión a las nuevas
generaciones es labor primordial de las instituciones gobernantes. La
memoria es la mejor garantía de los progresos cíe un pueblo.
Ávila
fue siempre ciudad muy rica y compleja, rigurosa en sus planteamientos
esenciales pero humanista, abierta y tolerante. Dentro de sus amplias
murallas convivieron pueblos, costumbres y culturas variopintas que
enriquecieron su acervo y su talante.
Fieles herederos de ese
tradicional ecumenismo, nuestra labor actual rescata un pasado
multicultural que ha de servir de espejo para nosotros mismos y de
ejemplo a un mundo convulso y desgarrado entre diferencias y diferentes.
Esta
obra de arte reúne en armonía a místicos clásicos de la cultura
católica, como Teresa de Jesús o Juan de la Cruz, junto a relevantes
personajes de otras religiones también nuestras, como Moshé Ben Sem Tov,
autor del Zohar o "Libro del Esplendor" -texto cumbre de la mística
judeoespañola universal- o los anónimos autores del cancionero de
Uppsala, una de las recopilaciones más hermosas de músicas y textos
españoles del Renacimiento.
La música de los autores universales abulenses, Tomás Luis de Victoria y Antonio de Cabezón [sic], completan esta obra de exquisito perfil edlitorial.
Refrendando
su nombre y vocación, el Centro Internacional de Estudios Místicos,
cuya Presidencia me honra, contribuye así al mejor conocimiento de los
grandes autores místicos nacidos o residentes en Ávila, que tanto
orgullo y memoria procuran a la ciudad.
El Alcalde de Ávila y Presidente del CIEM.
Dentro de la tradición cultural, la mística ocupa un lugar privilegiado
en nuestra ciudad. El estudio de los grandes místicos universales nos
muestra a unos maestros indiscutibles de la humanidad; la calidad
literaria se da en ellos como resultado de la exposición de sus
vivencias, relatadas con sencilla y encantadora espontaneidad. La
universalidad de su doctrina ha sido [?] y sigue interesando cada vez
más a sabios y psicólogos, que vislumbraron su estructura metafísica,
capaz de orientar a todo hombre en la búsqueda de lo trascendente y lo
humano. Su interés no esta solo en que sean grandes escritores,
pensadores y poetas de su tiempo, sino, además, en que su obra sintoniza
plenamente con nuestra sensibilidad actual. Nuestra ciudad de Ávila ha
desempeñado y sigue desempeñando en la actualidad un papel indiscutible
en el nacimiento, evolución, madurez, consolidación y universalización
de la mística. No sólo se nos presenta como una ciudad mística y
espiritual, sino que se transforma en símbolo de toda el alma
castellana. Nuestro centro Internacional de Estudios Místicos,
dependiente del Excmo. Ayuntamiento, lleva más de doce años
contribuyendo al conocimiento y desarrollo de los estudios sobre el
fenómeno místico como parte de la historia integral de la Humanidad,
propiciando el análisis de dicho fenómeno en la actualidad y sus
incidencias en la vida social; identificando las características comunes
de las diferentes manifestaciones culturales que confluyen en el
fenómeno místico; divulgando y dando respuesta de toda información
relativa a las peticiones nacionales e internacionales del creciente
número de interesados en la Mística y, cómo no, formando especialistas
en el Misticismo. Por ello, nuestra fortaleza se ha conseguido con un
gran esfuerzo, trabajo continuo y profundización (congresos,
seminarios, publicaciones, exposiciones). Una muestra más de nuestra
intensa actividad es la publicación del C.D. y Libro, en donde los
interesados pueden sentir a nuestras joyas de la Música y la Poesía del
Siglo de Oro: Teresa de Jesús, Juan de la Cruz y Moshé Ben Semtov, en la
cálida voz de María Laffite.
Aureo Martín Labajos
Coordinador der CIEM
Prólogo
"... Y Dios creó a la humanidad a su imagen; y es esta
imagen la que nos recibe cuando venimos al mundo, la que se desarrolla
con nosotros al crecer y la que nos acompaña al abandonar la tierra. Al
hacer el Universo, el Santo quiso revelar su aspecto escondido... "
En
tan bellas palabras del Zohar, quizá se halle la clave del misticismo,
de la inquietud agónica vivida por hombres y mujeres excepcionales al
descubrir el Todo y verse anegados de Luz y de Absoluto. ¿Qué fue la
vida de los místicos sino estremecimiento frente a la escondida
divinidad hallada en las profundidades de su propia alma, o en el
pálpito de bosques y espesuras, o en la soledad sonora de tantos afanes e
ilusiones hechos suyos? Supieron percibir la imagen del Dios que nos
acoge cuando llegamos a este mundo, crecer, morir con ella, y llevársela
consigo al irse para siempre.
Sin importar siglos o confesiones
religiosas, es la fascinación por el Misterio revelado lo que une a
vedas y sufíes, a Teresa de Jesús y a Ben Sem Tov, a Ibn Arabi y a Juan
de la Cruz, a judíos hasídicos, brahmines, ascetas o seguidores del
budismo zen, avasallados todos por la misma huella de lo eterno, y
todos henchidos hasta el tuétano de suprema Realidad, superando
realidades contingentes vistas sólo como espejo de una Infinitud
adivinada mediante lo finito.
Nada importa que la existencia sea
dolor y llanto, pues los ojos humedecidos de los hombres saben mirar
mejor a Dios; afrontan incomprensiones de hermanos y acosos enemigos;
les aflige la pobreza y el miedo; penan, bregan, sufren..., viven, en
definitiva, y se adormecen confiados en la Divinidad.
Dicen que, a
quien se duerme en el Absoluto, tan sólo le asalta el sueño del amor.
Los místicos, cual locos enamorados, se arroban apasionadamente
rompiendo en madrigales, zéjeles o liras, para cantar su idilio.
Dios
es el impulso, la savia que los espiga y grana. El aliento de Dios
templa sus fríos, la mano de Dios guía sus pasos, el dedo de Dios señala
su papel de esposos y de esposas... y ellos, simplemente, se dejan
seducir.
La teofanía, como la pasión de amor, es emoción y
banquete personal de imposible invitación a quien no siente la vivencia.
Es el corazón el que comprende a Dios. ¿Podemos siquiera barruntar lo
visto y sentido por los místicos, intuir de algún modo la naturaleza y
el brío de su encuentro con la fuerza inabarcable del Misterio?
Solo
sus escritos nos permiten atisbar, quizá, el convulso encuentro que
tuvieron con la Luz hasta cegarse, deslumbrarse y convertirse ellos
mismos en llama de amor viva. Su voz, engalanada de música, recrea el
clima que caldeó a los contemplativos abulenses -a todos los místicos
del mundo- para fusionarse con el Todo.
En el empeño de seguir la
peripecia existencial y religiosa de los místicos, la introversión y la
armonía parecen dotarnos del impulso necesario para marchar tras ellos,
más allá de la realidad física del mundo: "Que profundice el hombre en
el espíritu -aconseja Ben Sem Tov- y encontrará la Sabiduría Eterna,
pues la Sabiduría Eterna ha diseñado el espíritu a imagen del Misterio
Supremo".
¡El Misterio Supremo! Para percibir su aliento, nada
mejor que imponer la paz alrededor dejando fluir la música, el verso y
la voz de quienes, en sus vidas, se sintieron inundados de Verdad, de
Bien, de Luz y de Absoluto...
Adolfo Yáñez Lopez
Apuntes biográficos de los autores
por el Conde de Villamonte
Teresa de Jesús
Bien
poco puede añadirse al conocimiento o biografía de Teresa Sánchez de
Cepeda, más conocida como Teresa de Jesús. Indómita mujer de salud
escasa y energía sobrehumana, sensible pero nada sensiblera, espiritual y
pragmática, inteligentísima en la brega de las durísimas
incomprensiones de su tiempo, pocas mujeres consiguieron nunca cumplir
un cometido social más arduo sin el arrope del dinero o el poder que
esta abulense, apasionada y entusiasta, voluntariosa e intrépida, ni
deseaba ni tuvo por cuna o matrimonio.
De ascendencia hebrea
directa, los Cepeda fueron una familia judeo-conversa que encontró
refugio en Ávila tras abandonar Toledo, donde alguno de sus miembros
desfiló vistiendo el humillante sambenito. Sólo la tenacidad e
inteligencia del padre de la Santa logró la rehabilitación legal de la
familia. Así, Teresa de Jesús vivió la desgarrada dualidad, muy propia
de su estirpe y de su tiempo, entre el deseo de integración social y la
angustia rechazo.
Su obra teórica y práctica, de evidentes
contenidos subversivos, obligó a esta brillante diplomática a mantener
complejos y delicados equilibrios con la ortodoxia social y religiosa.
Admirada por Felipe II, su protector ante una lnquisición que le marcaba
estrechamente cada paso, esta prosista y poeta de fecundo talento fundó
a lo largo de su vida diecisiete conventos y reformó otros muchos.
Teresa
de Jesús, primera Doctora de la Iglesia, murió en Alba de Tormes el 15
de octubre de 1582, a los sesenta y siete años, en olor de santidad.
Fray Miguel de Carranza, presente en el convento, relata así aquel
trance: "el cuerpo de la Santa exhalaba un olor tan suave, penetrante
y confortativo, que me pareció que el estoraque y benjuí, algalia y
almizcle y ámbar quedábanse muy atrás".
Tal fue Teresa Sánchez de Cepeda, "la Santa", a secas, para los abulenses.
Juan la Cruz
Venido al mundo el año 1542 en Fontiveros, Ávila,
hijo del tejedor toledano Gonzalo Yepes, Juan de la Cruz conoció a
Teresa de Jesús en 1567, aliándose ambos para reformar la Orden del
Carmelo y recobrar su austero y riguroso carácter fundacional.
Hombre
de profunda humanidad y delicada espiritualidad, mantuvo siempre una
coherente y difícil trayectoria, compaginando importantes
responsabilidades en el Carmelo -donde fue Maestro de novicios, Rector
de los colegios de Alcalá y Baeza, Prior de Segovia y Granada, Vicario
Andalucía y Definidor y Consejero de la Consulta- con su intensa
actividad ayudanda a Teresa en la reforma y en las fundaciones.
Los
carmelitas calzados, contrarios a la reforma, acometieron una dura
persecución contra Fray Juan y, aprovechando su retiro solitario en una
casita de Ávila, donde ejercía de confesor de las madres carmelitas de
la Encarnación, lo sorprendieron de noche y encarcelaron en un oscura
celda de un convento toledano, a la orilla del Tajo, donde pasó nueve
meses de interrogatorios, ayunos y vejaciones, gestando sus más tristes y
hermosos poemas.
"En una noche oscura, estando la casa sosegada.."
huyó de la cárcel y se refugió en el convento de las descalzas de
Toledo. Fallecida Teresa en 1582, la vida de Fray Juan, que siguió
defendiendo los ideales teresianos,fue aún mas difícil. En el Capítulo
general de 1590, celebrado en Madrid, Juan de la Cruz quedó marginado y
liberado de todos sus cargos. Con la salud muy quebrantada, las viejas
ulceraciones de sus pies se complicaron y fue recluido en
Úbeda, donde las llagas consumieron su cuerpo poco a poco.
El autor de maravillas poéticas como el Cántico Espiritual, la Noche oscura, Llama de amor viva o Vivo sin vivir en mí,
obras cumbres de la literatura mística española, se extinguió
serenamente, en olor de santidad, el día 14 de diciembre de 1591.
Moshé Ben Sem Tov
Texto fundamental de la Cábala y obra cumbre de la mística judía, el Zohar o Libro del Esplendor
fue escrito hacia finales del siglo XIII por Moshé Ben Sem Tov, un
español probablemente nacido -y en cualquier caso residente gran parte
de su vida- en tierras de Ávila. Admirado universalmente pero apenas
reconocido, hasta hoy, por la memoria oficial de nuestro país, Ben Sem
Tov empleó veinte años de su vida en redactar el Zohar antes de su
muerte, acaecida en 1305.
El Libro del Esplendor se
configura como una recopilación de comentarios e interpretaciones sobre
los signficados "ocultos" de la Biblia, en su mayor parte expresados
mediante sermones atribuidos a Simón Bar Yoha'y, el gran maestro que
vivió en el siglo II.
La belleza hermética del Zohar, compendio
de sabiduría magistral comparable al Tao Te King o al Sefer Yetzira,
impacta, como todo texto sagrado, más allá de su comprensión racional.
Su visión de los secretos inaccesibles del origen del cosmos y del
paradigma del alma humana, alcanza las más sublimes cotas de la poesía
universal.
Veamos cómo describe el Zohar el "Re'sít", el Principio, el Big Bang:
"En
el principio (Gen. I. 1), esto es, al comienzo del manifestarse la
voluntad soberana, Él rasgó el supremo fulgor. Un relámpago oscuro brotó
en las profundidades más recónditas del En Sof, el Sin Fin, un vapor
informe encerrado en el anillo de luz ni blanco ni negro ni rojo ni
verde, sin tonos. Una vez adquirida dimensión y tonos brillantes, del
resplandor de la llama liberose una fuente, oculta, más allá lo
desconocido, en el misterio del En Sof y los colores surgieron para
difundirse hacia abajo; la fuente desfondó -sin rasgar- el éter, y no se
dio a conocer hasta que la fuerza del impacto produjo una luz, un punto
supremo y oculto más allá del cual nada puede ser conocido. Par eso, es
llamado "Re'sít", el Principio".
Tomás Luis de Victoria
Existe muy escasa información sobre este
discreto personaje, nacido en Ávila en 1548, que pasó silencioso por la
vida huyendo de su mundanal ruido. Cantor catedralicio a los diez años,
estudió música con los reputados maestros Espinar y Navarro, órgano con
Águila y canto llano con Gaspar de Ávila.
Tomás Luis de Victoria
vivió en Roma muchos años, consagrado a la contemplación religiosa y al
retiro espiritual. Ingresó en el Colegio Germánico, donde entró en
contacto con Palestrina, al que sustituyó como Maestro de Capilla del
Colegio Romano, desarrollando allí su más fecundo período como autor de
importantes motetes.
En 1575 se ordenó presbítero y Felipe II le
hizo Beneficiario perpetuo de Valdescapa (León). Recibió la ordenación
en Roma y tres años más tarde se trasladó, por motivos de recogimiento,
al oratorio de San Felipe Neri, en la iglesia de San Girolamo della
Carità, donde permaneció siete años, cinco de ellos junto al Santo.
Contemporáneo
de Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, compartió con ambos las
influencias religiosas y artísticas de ese misticismo lírico que
alcanzó, gracias a ellos, las más sublimes cotas del arte sagrado
español.
Victoria introdujo importantes novedades en los cánones
artístico-musicales de la época. Sus obras de juventud, primeros pasos
en el camino de la mística, se caracterizan por su impresionante fuerza
dramática. Su obra culminante, el espléndido Oficio de Semana Santa, le procuró el calificativo de "servus Christi ardens".
En
1595, la Emperatriz María, hija de Carlos V, le nombró Capellán del
Monasterio de las Descalzas, donde ejerció de organista hasta el ocaso
de su vida.
Tomás Luis de Victoria falleció en la ciudad de Madrid en el año 1600.
Antonio de Cabezón
Ciego de nacimiento y músico predilecto del
rey Felipe II, su mecenas y amigo, Antonio de Cabezón nació en 1510 en
Castrillo de Matajudíos (Burgos), en el seno una familia de notable
sensibilidad musical.
Hombre de talento excepcional, a los
dieciséis años era organista de Carlos V, a quien acompañaba en sus
viajes e influía en gustos y sensibilidad. Enriquecido por los contactos
con Italia, Francia, Alemania, Inglaterra, Luxemburgo y Países Bajos,
recibió una espléndida formación impregnada de los influjos
estético-musicales europeos de aquel entonces (Schlick, Josquin des
Prés...).
Esposado a la abulense Luysa Núñez, Cabezón, viajero
infatigable, retornaba siempre a Ávila a descansar y trabajar, dato
importante para comprender cabalmente su obra, de un misticismo
trascendente compartido con Teresa de Jesús, Juan de la Cruz y Tomás
Luis de Victoria, otros insignes contemporáneos abulenses.
De sus
grandes cualidades nos habla con dulzura Hernando, hijo y sucesor del
organista, quien dice en el prólogo a la edición póstuma de la obra de
su padre:
"Fue natural de la montaña, y ciego desde muy niño, y
no sin particular providencia de Dios, para que acrescentándose la
delicadeza del sentido del oyr, en lo que faltaba de la vista, y
duplicándose en él aquella potencia, que da fe tan aventajada y subtil
que alcançasse a lo que su gran ingenio comprehendía, y sosegada por
otra parte la ymaginativa de las especies visibles que la suelen
inquietar, estuviese atenta a la alta contemplación de su estudio, y no
estorbasse las maravillosas obras, que para gloria y alabança de su
criador, ordenaba, y por su mano tañía con gran admiración de quantos le
oían: es Dios tan liberal en las recompensas que da por lo que a los
hombres quita, que por el usofructo de la vista corral que quitó a
Antonio de Cabeçón, le dió una vista maravillosa del ánimo abriéndole
los ojos del entendimiento para alcançar las subtilezas grandes deste
arte y llegar en ella a donde hombre humano jamas llegó, y bien se
paresció este don de su ingenio de manos de Dios..."
El Cancionero de Uppsala
Estudiando los archivos musicales de la
Biblioteca Carolina de la Universidad de Uppsala, en Suecia, el
historiógrafo musical Rafael Mitjana encontró, entre códices y ediciones
antiguas, un ejemplar veneciano de 1556 que reúne una valiosa colección
de cincuenta y cuatro composiciones polifónicas de talante popular
(cuarenta y ocho castellanas, cuatro catalanas y dos
galaico-portuguesas), fundamental para el conocimiento de música profana
renacentista, cuyo fondo es escaso. Músicas y letras son de autor o
autores desconocidos menos una, la n°49, de Nicolás Gombert, compositor
flamenco al servicio de Carlos V desde 1520 hasta 1533. Según
deducciones de Mitjana, las obras del Cancionero de Uppsala podrían
pertenecer a los muchos y notables maestros españoles que residieron en
Italia, sobre todo en la corte pontificia, durante la primera mitad del
siglo XVI; nombres tan relevantes como Juan del Enzina, Cristóbal de
Morales, Francisco Peñalosa, Bartolomé Escobedo o Pedro Ordóñez.
Las
obras del Cancionero de Uppsala son Villancicos a varias voces. A pesar
de su origen humilde como canción de los aldeanos (villanos) del
Medievo, el villancico fue cultivado en el Renacimiento por músicos y
poetas cortesanos, sin perder por ello su sabor popular.
El
Villancico se compone de un estribillo inicial seguido de una o más
coplas. Su estructura para coro y solista alterna dos partes, la
"mudanza" y la "vuelta", generalmente en versos de cuatro, seis u ocho
silabas con uno de pie quebrado. En todo el mundo latino existen formas
muy parecidas -el rondó provenzal y francés, el laude italiano, etc-
casi siempre bailables.
María Laffitte, a cuya iniciativa debemos
la inclusión de los temas del Cancionero de Uppsala en el disco, los
escogió, a su decir, "porque la mayoría de sus canciones son cantos
anónimos populares, reflejan muy bien el ambiente musical y poético del
siglo XVI y debieron ser ciertamente escuchadas, y posiblemente
cantadas, por Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, dos grandes enamorados
de la música y muy especialmente de la canción popular".
Los Intérpretes
Maria Laffitte (Canto, Recitación y
Dirección Musical del CD), personifica la filosofía del Trovador que
expresaba una visión espiritual de la vida en la época medieval María
grabó en 1968 el primero de sus catorce discos bajo el nombre de Dolors
Laffitte, recibiendo el "Premio Revelación e Interpretación" de "La Nova
Cançó". Solista de diferentes grupos de Música Tradicional y Música
Antigua, la voz de Laffitte, de tímbrica medieval pero visión y estética
actual, evoca viajes por tiempos pasados. Investigadora de la música
medieval, tradicional, contemporánea y new age, Laffitte compagina
actualmente sus giras mundiales con la preparación de un librodisco (con
Villamonte Editores) sabre los poetas místicos judíos de la Aljama de
la ciudad de Gerona.
Oni Wytars, grupo especializado en
Música Antigua que trabaja con René Clemencic, está formado por Marco
Ambrosini, Katharina Dustmann, Riccardi Delfino y Michael Posch,
codirectores del CD y músicos colaboradores de "Accentus".
Accentus,
formado por Thomas Wimmer (Viola de gamba, Laúd y Director de
Accentus); Marco Ambrosini (Viola Teclada); Riccardo Delfino (Arpa
Doble); Michael Posch (Flautas); Nora Kallai (Viola de gamba); Lorenz
Duftschmidt (Viola de gamba, Viola de Brazo) y Richard Leibschütz (Viola
de gamba), es un prestigioso Ensemble especializado en Música Antigua
Española.
Cuarteto Victoria, formado por Sara Parés
(flauta de pico contraalto); Eulalia Valls (flauta tenor); Lluis Casso
(flauta bajo en do) y Abel Puig (flauta basseto en sol), se formó en el
año 2000 para dar a conocer la obra del- gran compositor abulense Tomás
Luis de Victoria. Sus músicos, formados en la escuela holandesa,
utilizan flautas de Adriana Breuking, copias de instrumentas originales
del siglo XVI.
Epílogo
Durante mi estancia en Ávila para asistir al congreso
"Mujeres de Luz", me sentí muy gratamente acogida por la cordialidad sus
habitantes y las huellas fraternales dejadas en la ciudad por el
espíritu de Teresa de Jesús, Juan de la Cruz y Moshé Ben Sem Tov,
inspiradores de mis deseos de cantary escribir para recrearme en la
belleza de su poesía y testimonio de amor. Recordé entonces un
pensamiento de la Santa:
"Y así jamás aconsejaría si fuera
persona que hubiera de dar parecer que cuando una buena inspiración
acomete muchas veces, se deje por miedo de poner por obra; que si va
desnudamente por sólo Dios, no hay que temer sucederá mal, que es
poderoso para todo".
"A Dios rogando..." me dije, e hice la
propuesta al Centro Internacional de Estudios Místicos de Ávila, que
aceptó de buen grado la idea de editar un disco con música del siglo XVI
y poesia mística abulense.
Hablé entonces con Alfredo Melgar,
Director de Villamonte Editores, de quien conocía su buen hacer por las
cuidadas y hermosas ediciones/CD del "Órgano de Cámara del convento de
la Encarnación de Ávila" y "El Extraordinario órgano de Papel de
Leonardo da Vinci", reciente Premio Nacional 2001 al Libro de Arte Mejor
Editado, y propuse completar el CD con una edición a su estilo. He aquí
el resultado.
He aprendido mucho de estas joyas musicales y
poéticas. Compartir el pensamiento de seres tan inmensos participa al
espíritu de los cálidos sentimientos de Luz y de Amor que los impregnan.
Mi agradecimiento más sincero a todas ellos, a Teresa de Jesús, Juan de
la Cruz, Moshé Ben Sem Tov, Tomás Luis de Victoria, Antonio de Cabezón,
a las anónimos autores del Cancionero de Uppsala, y a todos los músicos
y personas que han colaborado con su dedicación y entusiasmo a
construir esta obra.
Dedico este trabajo a las maravillosas energías de la Vida y a todos los seres de la Creación.
Maria Laffitte Masjoan