Rodrigo de CEBALLOS / Ensemble Gilles Binchois



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medieval.org
Almaviva DS-0136
diciembre de 2002
Monasterio de Loreto, Sevilla







Rodrigo de Ceballos

(c.1533-1581)



LAMENTACIONES

01 -  I. Et factum est - Aleph. Quomodo sedet sola   [8:01]
1ª Lección de Jueves Santo
02 - II. Responso. In monte Olivetti   [3:16]
03 - III. Aleph. Quomodo obtexit caligine   [7:02]
3ª Lección de Viernes Santo


04 - Motete. Posuerunt super caput eius   [2:31]


MISSA TERTII TONI

05 -  I. Kyrie   [3:23]
06 - II. Gloria   [3:39]
07 - III. Credo   [7:01]
08 - IV. Sanctus   [3:45]
09 - V. Agnus Dei   [3:24]


10 - Salve Regina   [5:43]


VÍSPERAS DEL DOMINGO

11 -  I. Invitatorio. Deus in auditorium   [0:55]
12 - II. Salmo. Dixit Dominus  (4º tono)   [4:01]
13 - III. Salmo. Laudate pueri   (8º tono)   [3:25]
14 - IV. Himno. Conditor alme siderum   [3:38]
15 - V. Magnificat   [7:40]


(las partes de canto llano proceden de fuentes toledanas del s. XVI)




Ensemble Gilles Binchois
Dominique Vellard

Anne-Marie Lablaude, soprano
Christel Boiron, mezzo-soprano
José Hernández Pastor, contratenor
Giuseppe Maletto, tenor
Josep Benet, tenor
Dominique Vellard, tenor
Jacques Bona, bajo
Joel Frederiksen, bajo





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RODRIGO DE CEBALLOS

Rodrigo de Ceballos pertenece a una amplia familia de músicos activos en la catedral de Burgos durante todo el siglo XVI. Su padre, Juan de Ceballos, fue recibido como cantor en esa catedral en 1532; su hermano mayor Francisco era maestro de capilla. Juan salió de Burgos en torno a 1533, parece que con destino a América. En 1536 se le encuentra en Venezuela, donde se sabe que fue maestro de capilla, sin que sea posible seguir detalladamente su trayectoria.

El camino obligado para América era Andalucía. Pero tampoco de su paso por aquí hay datos seguros (en 1524 hay un Juan de Ceballos, cantor y organista, en la catedral de Granada, que no se sabe si era el padre de Rodrigo).

De éste se sabe que nació en Aracena, provincia de Huelva, en torno a 1533, sin que por el momento sea posible fijar la fecha exacta, ni siquiera el año. No se sabe nada de su formación musical. Tan sólo que en 1553 el Cabildo de la catedral de Sevilla lo contrató como copista de música; el documento lo llama "músico que al presente se halla en esta ciudad desocupado". En 1554 opositó al magisterio de capilla de la catedral de Málaga, y con ese motivo el Cabildo de Burgos escribió al obispo de Málaga una carta de recomendación a favor de Ceballos, "hijo de Juan de Ceballos y sobrino de Francisco de Ceballos, maestro de capilla". No llevó la plaza y siguió en Sevilla, como cantor de la catedral. En 1556 la catedral de Córdoba lo nombró ayudante del maestro de capilla. En 1561 ganó, por oposición, la plaza de maestro de capilla en la capilla real. El cargo llevaba consigo ser capellán real con todos les derechos, honores y emolumentos propios de tan alta categoría. Siguió allí hasta su muerte, acaecida en 1581, sin que se sepa la fecha exacta.

Fue uno de los más grandes polifonistas españoles del Siglo de Oro. De él escribió Vicente Espinel: "Estaba el gran Ceballos, cuyas obras dieron tal esplendor a toda España". Sus obras completas han sido publicadas por el Centro de Documentación Musical de Andalucía en cinco volúmenes, en edición a cargo del Dr. Robert Snow, profesor de musicología en la Universidad de Texas, Estados Unidos, recientemente fallecido.

Dos lamentaciones de Semana Santa
Las llamadas "Lamentaciones" son un apéndice a la profecía de Jeremías, en que el profeta llora -y por cierto con bellísimas expresiones poéticas- la cautividad de Jerusalén y de los judíos por Nabucodonosor, rey de Babilonia. La Iglesia las aplica a llorar por la muerte del Redentor. En la liturgia constituyen las tres primeras "lecciones" de los maitines del Triduo Sacro: jueves, viernes y sábado santos.

Desde que hacia finales del siglo XI se introdujeron en la liturgia, estas "lamentaciones" tuvieron siempre unas fórmulas melódicas propias, de gran sencillez, aunque un poco más ornadas que las demás lecturas, en particular las letras del alfabeto hebreo, que en el original numeraban las estrofas y que la traducción de San Jerónimo, y por consiguiente el uso litúrgico, conservaron. En España tuvieron, desde la Edad Media, unas fórmulas melódicas más ornadas y dramáticas que las usadas por la liturgia romana.

En el siglo XVI fueron varios los compositores que pusieron música polifónica a estas lamentaciones, para una mayor solemnidad de los maitines de Semana Santa, particularmente los del jueves y viernes, que se cantaban la víspera por la tarde, o sea, el miércoles y jueves santos.

De Ceballos se conocen las dos lamentaciones que hoy se presentan en este disco. Han sido publicadas en el volumen IV de sus Obras Completas. Son las primeras del jueves y viernes santos. Ambas utilizan la melodía hispánica como cantus firmus. Es de advertir que Ceballos usa los textos anteriores a la reforma litúrgica posterior al Concilio de Trento. Así, la primera contiene una frase de prólogo o introducción, que luego se suprimió: Et factum est, postquam in captivitatem ductus est Israel, et Ierusalem destructa est, sedit Ieremias flens, et planxit lamentationem hanc in Ierusalem, et dixit: Aleph, Quomodo sedet sola civitas plena populo... - Y aconteció que después que Israel fuese llevado a cautividad y Jerusalén fuese destruida, Jeremías se sentó llorando, y cantó esta lamentación sobre Jerusalén, diciendo: ¿Cómo está tan sola la ciudad que antes estaba rebosando de gente... ?
El cantus firmus lo lleva el contralto.

La segunda lamentación no figura en la actual liturgia, pero sí se la encontraba en la liturgia hispánica pretridentina. Es la primera del Viernes Santo que, por tanto, se cantaba el jueves por la tarde.
El cantus firmus lo lleva el tiple.

En el disco estas dos lamentaciones se completan con el motete del Viernes Santo, tomado de los evangelios, Posuerunt super caput eius causam ipsius scriptam: Iesus Nazarenus, Rex Iudaeorum - Pusieron sobre su cabeza en la cruz la causa de su muerte: Jesús de Nazareth, rey de los judíos, con una segunda parte tomada de la carta de San Pablo a los fieles de Filipos: In nomine lesu omne genu flectatur... - al nombre de Jesús toda rodilla se doble.

Vísperas del domingo
Tras la Missa tertii toni y una Salve Regina se incluyen en el disco algunas de las partes más importantes de las vísperas del domingo: la invocación de entrada, Deus, in adiutorium meum intende - Señor, ven en mi ayuda, dos salmos, el himno Conditor alme siderum y un Magnificat.

Las vísperas constituían, junto con la misa, las partes más solemnes de la celebración litúrgica: la misa por la mañana y las vísperas por la tarde. La estructura de las vísperas era la siguiente: tras la invocación de entrada se cantaban cinco salmos, con sus respectivas antífonas; luego una lectura breve, seguida del himno; finalmente, el Magnificat, que era la pieza más solemne de la celebración.

Los salmos son poesías hebreas, muchas compuestas por el rey David. Las estrofas son casi siempre de dos versos cada una, o, más exactamente, más que estrofas, se trata de versos de dos dísticos, a lo sumo tres, cada uno. Casi desde el comienzo mismo de la Iglesia los salmos se cantaban con fórmulas recitativas estereotipadas, que luego se estructuraron según los ocho modos o "tonos" eclesiásticos.

Los polifonistas compusieron muchos de estos salmos, siempre según el tono respectivo en que estuviese el canto original. Éste es el sentido, por ejemplo, de que el salmo Dixit Dominus que se recoge en este disco esté en 4º tono y el Laudate, pueri, Dominum en 8º tono.

Los himnos son siempre composiciones estróficas, generalmente de cuatro versos cada una. Entre los polifonistas del siglo XVI era frecuente que un compositor pusiera música a toda la serie de himnos de vísperas del año litúrgico, en colecciones que pueden llegar a treinta o cuarenta himnos, según las secciones que el compositor escogiese. No se sabe si también Ceballos compuso una serie completa. Actualmente se conservan solamente ocho himnos compuestos por él.

Y finalmente el Magnificat, que se cantaba con una fórmula de canto parecida a la de los salmos, pues su estructura literaria es del todo similar, pero con fórmulas más solemnes y ornadas. Los polifonistas compusieron diversas series de estas composiciones, siempre agrupadas según los ocho tonos salmódicos. Ceballos compuso, o al menos se conserva actualmente, una serie completa de ocho Magnificats, uno para cada tono. En todos ellos alterna, a versos, la polifonía con el "canto llano", que cantaba el coro, bajo la dirección del sochantre, mientras que la polifonía la cantaba la capilla de música, bajo la dirección del maestro de capilla.

José Lopez Calo