Enríquez de VALDERRÁBANO. Silva de Sirenas
Carlos Mena · Juan Carlos Rivera · Armoniosi Concerti


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hamonia mundi ibeRica HMI 987059
2005





01 - Contrapunto sobre la baxa   [2:11]
02 - Diferencias sobre el tenor de 'Conde Claros'   [4:41]

03 - 'La bella malmaridada'   [4:34]

04 - Soneto 11   [1:53]
05 - MORALES. Motete 'Quanti mercenarii', prima & secunda pars   [5:51]
06 - Soneto 3   [2:05]

07 - CEPEDA. 'Corten espadas afiladas'   [1:57]

08 - Tres diferencias sobre la Pavana   [3:40]
09 - MORALES. Motete 'Jubilate', prima et secunda pars   [5:04]
10 - Soneto 5   [1:22]

11 - 'Los braços traigo cansados'   [7:26]

12 - Fantasia XIII, de contrapunto   [1:26]
13 - Siete diferencias sobre 'Guárdame las vacas'   [3:39]
14 - JOSQUIN. 'O benigna', tertia pars del motete 'Inviolata'   [1:49]
15 - Soneto 7   [1:11]

16 - 'Señora, si te olvidare'   [2:37]

17 - Cuatro diferencias sobre la Pavana   [4:24]
18 - MORALES. Motete 'Andreas Christi', prima et secunda pars   [5:22]
19 - 'Las tristes lágrimas mías'   [2:00]

20 - VERDELOT. 'Madonna, qual certezza'   [2:31]

21 - Ami souffrez   [2:18]
22 - Sobre la Pavana Real   [1:35]

23 - VÁSQUEZ. '¡Quien me otorgase, señora!'   [3:22]

24 - Fantasia X, sobre un 'pleni' de contrapunto   [2:06]
25 - Soneto 14   [1:09]
26 - Soneto a sonada de 'Lo que queda es lo seguro'   [1:22]



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ARMONIOSI CONCERTI
Juan Carlos Rivera, vihuelas en sol/G y la/A
Consuelo Navas, vihuelas en la/A y si/B, vandola
Juan Miguel Nieto, vihuelas en mi/E y sol/G

CARLOS MENA, contratenor



contratenor, Carlos Mena · vihuela en sol, Juan Carlos Rivera: #3, 7, 11, 20, 23
contratenor, Carlos Mena · vihuela en mi, Juan Miguel Nieto: # 16

vihuela en sol, Juan Carlos Rivera: #2, 4, 6, 8, 10, 12, 13, 15, 17, 19, 21, 24, 25, 26

vihuela en sol, Juan Carlos Rivera · vandola, Consuelo Navas: #1, 18

vihuelas en
sol, Juan Carlos Rivera · mi, Juan Miguel Nieto · la (2ª pars), Consuelo Navas: #5
si, Consuelo Navas · mi, Juan Miguel Nieto · la (2ª pars), Juan Carlos Rivera: #9
si, Consuelo Navas · mi, Juan Miguel Nieto: #14
la, Consuelo Navas · sol, Juan Miguel Nieto: #22



Grabado en el estudio "L'Auditorium" de Anacrusi s.l., Jafre (Girona)
los días 28, 30 y 31 de enero de 2005
Sonido y dirección musical: Jean-Daniel Noir




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El más enigmático y esotérico de los vihuelistas, Enríquez de Valderrábano, era también uno de los más innovadores y originales. Las texturas delicadas de muchas de sus efímeras composiciones requieren ser escuchadas repetidamente antes de poder asimilarlas completamente. Algunas declaraciones suyas en Silva de sirenas (1547) proporcionan la clave   para su comprensión. Las sirenas de su título no solamente son las musas de Parnaso, sino también las siete virtudes que habitan el alma para unirla en perfecta consonancia con el intelecto. De su lectura de Pitágoras, Platón y Sócrates, Valderrábano entendía la vihuela como consonancia audible y perfecta, el nexo entre la armonía cósmica e interna. Explica con elocuencia que tocando la vihuela estas sirenas "despiertan el espíritu con su concordia y armonía, para sentir y conoscer las cosas diuinas y humanas, y el gran bien que deste conoscimiento se sigue".

Ninguna obra de Valderrábano ha alcanzado la popularidad suficiente para elevarle al mismo nivel de renombre del que gozan sus coetáneos Milán, Narváez y Mudarra. Aunque quizás menos llamativa, la música de Valderrábano es altamente inventiva y rica, y siempre llena de sutileza. Su rasgo particular es que no adopta todas las características estilísticas principales de su época, y es especialmente notable su preferencia hacia un desarrollo continuo de un espontáneo discurso musical en vez de emplear sistemáticamente la habitual imitación rigurosa. Otras características distintivas de Silva de sirenas incluyen la forma imaginativa en que Valderrábano concibe sus variaciones, su dependencia de material apropiado de otros autores en sus fantasías, la miscelánea curiosa que son sus sonetos, el estilo de sus canciones acompañadas, y sus obras para dos vihuelas - los únicos dúos para vihuela que se conservan, grabados aquí por primera vez. De forma ingeniosa, fueron impresos con la parte de la segunda vihuela invertida para que dos vihuelistas pudieran tocarlos juntos del mismo libro, sentados frente a frente.

Como era habitual, los vihuelistas de la generación de Valderrábano aprendían música a través de arreglos instrumentales de polifonía vocal. A veces, estos arreglos se adornaban con glosas pero, al igual que otros vihuelistas, Valderrábano aconseja tocar la música sin glosar "porque la musica que aora se compone lleva tanto contrapunto que no sufre glosa." Los dos arreglos sencillos a tres incluidos en la presente grabación atestiguan a su juicio, tanto el evocativo villancico anónimo Las tristes lágrimas mías y la chanson francesa homofónica Amy, souffrez que je vous aime, editada por primera vez en 1529 como anónima pero atribuida en ediciones posteriores a Claudin, a Moulu y a Le Heurteur. Su sencillez contrasta fuertemente con la densa polifonía que Valderrábano arregla para dos vihuelas, templadas al unísono, o a la tercera, cuarta o quinta. Agregando una tercera vihuela en algunos casos, la selección grabada aquí incluye un motete de Josquin des Prez y tres de Cristóbal de Morales. O benigna de Josquin es la tercera parte de su motete Inviolata, integra et casta, a cinco voces, y ya famoso en la época mientras solamente uno de los de Morales se había editado antes de 1547. La inclusión de obras inéditas en Silva de sirenas indica que Valderrábano se movía en un ambiente en el que tenía acceso a ejemplares de obras de reciente creación en versiones manuscritas. La presente grabación incluye las segundas partes de los tres motetes aunque no figuran en Silva de sirenas, también con una tercera vihuela añadida con gran efecto en la segunda parte de Quanti mercenarii y la reluciente obra a seis voces, Jubilate Deo omnis terra.

En cuanto al origen y autores de las canciones de Valderrábano hay muchas incógnitas. Algunas de las canciones son claramente transformaciones de polifonía vocal en canciones de solista con acompañamiento de vihuela. El madrigal de Philippe Verdelot Madonna, qual certezza y el villancico de Juan Vásquez ¡Quién me otorgase, señora! ejemplifican esta simple y efectiva práctica. El mismo proceso se emplea para adaptar obras más complejas como Corten espadas afiladas, obra de un carácter marcadamente diferente a las anteriores canciones amorosas. De hecho, esta ensalada macarrónica de Cepeda entremezcla irónicamente versos de salmos con una enojada invectiva contra los que se dedican al cotilleo malicioso. Otras canciones son posiblemente obras del propio Valderrábano, si no arreglos basados en modelos perdidos. Señora, si te olvidare pertenece a esta categoría mientras La bella malmaridada y Los braços traygo cansados del Romance de la muerte de don Beltrán son más probablemente arreglos del vihuelista que parten de melodías populares. Lo que Valderrábano recomienda en cuanto a la interpretación de estas canciones profanas es el cantar en falsete, el empleo del registro que se escucha en este disco, aunque la práctica más habitual en el siglo XVI habría sido que el mismo cantante se acompañara en su vihuela.

Las variaciones son las obras originales más accesibles de Valderrábano. Muchas de ellas, incluso ambas versiones de la Pavana y las menos brillantes Siete diferencias sobre Guárdame las vacas comienzan sencillamente y se hacen cada vez más complejas y diestras con cada repetición de sus esquemas armónicos. Siguiendo el consejo de Valderrábano "que cada vno taña la diferencia que mejor le agradare" se ha hecho aquí una versión de treinta y dos de las cuarenta y ocho Diferencias sobre el tenor de Conde Claros. Empleando dos instrumentos, los mismos principios se usan para transformar la versión solista de la Pavana real en una obra más extendida de conjunto para la cual la versión para dos vihuelas del Contrapunto sobre el tenor de la Baxa debía ofrecer un modelo.

Las 33 fantasías representan la cumbre artística de Valderrábano como compositor. La Fantasía [X] sobre un pleni de contrapunto es una de sus numerosas obras derivadas de polifonía vocal, basada en un Pleni sunt caeli a tres, de una misa desconocida, y emplea la invención continua que caracteriza el estilo del vihuelista. Valderrábano, sin embargo, no se limitó a modelos vocales, y es el único vihuelista que crea nuevas fantasías a base de obras instrumentales. Varios fragmentos cortos que suman a casi un tercio de la Fantasia [XIII] de contrapunto son citas de una fantasía de laúd de Francesco da Milano [Ness, no. 65]. Las fantasías de Francesco da Milano también proporcionan el material en que se basan dos de los sonetos en esta colección, Soneto XI y Soneto XIV [Ness, nos. 13 y 15], pero estas obras probablemente se llaman soneto (en su acepción de "son" o melodía) en vez de fantasía debido a su brevedad. Los demás sonetos incluidos en el presente disco son de procedencia diversa: Soneto III y Soneto V posiblemente se basan en canciones populares o danzas, Soneto VII es evidentemente una glosa sobre un fragmento de polifonía vocal, y Soneto XV es la versión de Valderrábano de Lo que queda es lo seguro, una letra (y posiblemente la melodía también) de Garci Sánchez de Badajoz. El tiple muestra clara relación con el de la versión polifónica de Escobar conservada en el Cancionero de Palacio y otros manuscritos.

Los enigmas de la música de Valderrábano se complementan con una ausencia casi total de documentación biográfica referente a su persona. La imagen que nos proporciona Silva de sirenas es la de un hombre culto de educación humanista que, evidentemente, se movió en círculos que le facilitaron acceso a música poca difundida y fuera del alcance de la gran mayoría. Poseía un conocimiento profundo de la polifonía vocal de la época, conocía música para laúd extranjera, y es posible que sus extensas citas de la música de Francesco da Milano le vinculen con el círculo de Luys de Narváez en Valladolid. La música de ambos vihuelistas fue impresa en los talleres vallisoletanos de los Fernández de Córdoba, y sabemos que Narváez poseía una amplia colección de la música de Francesco que, por lo menos en 1537, declaró ser desconocida en España. Documentos refiriéndose a familias acomodadas de apellidos Enríquez y Valderrábano se conservan en los archivos vallisoletanos y añaden un cierto peso a esta afirmación pero precisan ser estudiados con más detenimiento. Las otras evidencias relacionan a Valderrábano con Peñaranda de Duero, pueblo del que se declara ser vezino en su petición de licencia para la impresión de Silva de sirenas, y también lugar de residencia de Francisco de Zúñiga, el cuarto Conde de Miranda, a quien el libro está dedicado. Varios comentarios en sus páginas preliminares informan de detalles sobre la vida del autor: el hecho de que había tardado más de doce años en su preparación, y su admisión de que había tocado la vihuela toda su vida. No sabemos si Juan Bermudo, para su Declaración de instrumentos musicales (1555), disponía de otra evidencia independiente cuando citó a Anrriquez (la forma de su apellido que Valderrábano emplea a lo largo de su libro) como músico al servicio del Conde de Miranda y entre los mejores vihuelistas de la época. También sospechamos, a través de varias frases en el prólogo de Silva de sirena, que el libro fue un producto de la madurez de Valderrábano, un libro que declara querer ver editado todavia "siendo vivo".

John GRIFFITHS



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One of the most enigmatic and arcane vihuela composers, Enríquez de Valderrábano was also one of the most innovative and original. The delicate textures of his transient compositions often require repeated listening before they are fully absorbed. Clues to understanding his music come from some of his own statements in Silva de sirenas (1547). The sirens of his title are not only the muses of Parnassus, but also the seven virtues that inhabit the human soul and that unite it in perfect consonance with the intellect. From Pythagoras, Plato and Socrates, Valderrábano understood the vihuela as perfect audible consonance and the link between the cosmic and inner personal harmony. He explains eloquently that by playing the vihuela, these sirens will "awaken the spirit with their concord and harmony in order to feel and know things both divine and human, and the great good that follows from this knowledge".

No single work by Valderrábano has achieved the same popularity that has ensured the fame of his contemporaries Milán, Narváez and Mudarra. Although not as immediately striking, Valderrábano's music is highly inventive and rich, yet subtle and ephemeral. It is idiosyncratic in that it does not adopt all the principal style features of his age, particularly avoiding rigorous imitation in favour of constantly evolving, spontaneous musical discourse. Other distinctive features of Silva de sirenas include Valderrábano's highly imaginative variation writing, his reliance on appropriated material in his fantasias, his curious miscellany of sonetos, the style of his accompanied songs, and his works for two vihuelas — the only vihuela duets to survive and recorded here for the first time. These were printed, incidentally, with the second vihuela part upside down so that they could be played by vihuelists facing one another across a table.

As was custom, vihuelists of Valderrábano's generation learned music by making and playing instrumental versions of vocal polyphony. These arrangements could be ornamented but, as other vihuelists, Valderrábano recommends playing the music unembellished "because the music that is composed today has so much counterpoint that it will not suffer diminutions." The two simple three-voiced intabulations presented here attest to his judgement, both the haunting anonymous Spanish villancico Las tristes lágrimas mías and a homophonic French chanson Amy, souffrez que je vous aime first printed anonymously in 1529 but later attributed to Claudin, Moulu and Le Heurteur. Their simplicity contrasts strongly with the dense polyphony of Valderrábano's arrangements for two vihuelas — tuned in unison, or at the third, fourth or fifth. Using a third vihuela in some cases, the present selection includes one motet by Josquin des Prez and three by Cristóbal de Morales. Josquin's O benigna is the third part of his already famous five-voice motet Inviolata, integra et casta es while only one of the Morales had been published before 1547. The inclusion of unpublished motets in Silva de sirenas reveals that Valderrábano must have moved in circles that allowed him to gain access to recently composed works. Although not included in Silva de sirenas, the secunda pars of each Morales motet has been added in the present recording, and a third vihuela has been used with great effect in the second section of both Quanti mercenarii and the lush six-voice Jubilate Deo omnis terra.

There are many unresolved questions concerning the origin and authorship of Valderrábano's songs. Some are clearly transformations of vocal polyphony into solo song with vihuela accompaniment. Philippe Verdelot's madrigal Madonna, qual certezza and Juan Vásquez's villancico ¡Quién me otorgase, señora! are both highly effective examples of this simple method of transformation. The same process is applied to more complex and contrasting works such as Corten espadas afiladas. Instead of a love song, Cepeda's macaronic ensalada ironically intersperses psalm verses with an angry invective against the purveyors of malicious gossip. Other songs are possibly Valderrábano's own, if not arrangements of models now lost. Señora, si te olvidare is one such work while both La bella malmaridada and Los braços traygo cansados from the Romance de la muerte de don Beltrán are more likely to be his own settings of popular tunes. While in the sixteenth century it was probably more customary for the vihuelist and singer to be the same person, Valderrábano makes it clear that secular songs such as those presented here should be sung in falsetto.

Valderrábano's variation sets are his most approachable original compositions. Many of them, including both his versions of the Pavana and the less flamboyant Siete diferencias sobre Guárdame las vacas begin simply and become increasingly complex and virtuosic with each repetition of their harmonic schemes. Following Valderrábano's advice that "everyone should play the variations that most please him" [que cada vno taña la diferencia que meior le agradare] thirty-two of the forty-eight solo Diferencias sobre el tenor de Conde Claros have been welded into a version that adds two vihuelas to reinforce the harmonic ostinato just as Valderrábano himself establishes in his duet version of Diecinueve diferencias sobre el tenor de Conde Claros. Using three instruments, the same principles are used to transform Valderrábano's solo Pavana real into a more extensive ensemble work not unlike his own two-vihuela Contrapunto sobre el tenor de la Baxa.

Valderrábano's 33 fantasias are the pinnacle of his compositional art. Fantasia [X] sobre un pleni de contrapunto is one of his numerous works derived from vocal polyphony, based on a three-voice setting of the Pleni sunt caeli section from an unknown mass. Its counterpoint typifies his style of continuous invention. Not only did he use vocal music as models, Valderrábano is unique among vihuelists in that he also drew from instrumental works. Short fragments totalling nearly one third of Fantasia [XIII] de contrapunto are quotations from lute fantasia by Francesco da Milano [Ness, no. 65]. Francesco da Milano's fantasias are also the source of Valderrábano's Soneto XI and Soneto XIV [Ness, nos. 13y 15], but are probably called soneto (analogous to the English word "tune") because of their brevity. Even though precise identification has not been made, it is also probable that Soneto IX also derives from another Francesco's fantasia. Of the other sonetos heard here, Soneto III and Soneto V are possibly based on a popular songs or dance tunes, Soneto VII is evidently a contrapuntal gloss on a polyphonic vocal fragment, and Soneto XV is a setting of the tune Lo que queda es lo seguro, a poem and possibly also a melody of Garci Sánchez de Badajoz. The upper melody is closely related to the one used by the Escobar in his version preserved in the Cancionero de Palacio and other manuscripts.

The enigmas of Valderrábano's music are complemented by an almost complete absence of biographical documentation. The image provided by Silva de sirenas is of a cultured man with a strong humanistic education, who evidently moved in circles that allowed him to become familiar with music beyond the reach of most. In addition to his profound knowledge of vocal polyphony of the time, he also knew foreign lute music and it is possible that his extensive quotations from the lute music of Francesco da Milano might link him to the circle of Luys de Narváez in Valladolid. Not only was the music of both printed in Valladolid by the Fernández de Córdoba printers but only ten years earlier Narváez had written of his extensive collection of music by Francesco as music that was otherwise unknown in Spain. Documents concerning well-to-do families named either Enríquez or Valderrábano are preserved in Valladolid archives and add some weight to this assertion, although they require further investigation. On the other hand, the printing licence of Silva de sirenas names our vihuelist as a citizen [vezino] of Peñaranda de Duero, also the place of residence of Francisco de Zúñiga, the fourth Count of Miranda, to whom Silva de sirenas is dedicated. In addition, various comments within the book's preface tell us that it had taken more than twelve years to prepare and that Valderrábano had played the vihuela all his life. Whether or not Juan Bermudo had independent evidence at his disposal beyond these observations, he had no hesitation in his Declaración de instrumentos musicales (1555) in naming Anrriquez (the spelling that prevails throughout Silva de sirenas) as one of the best vihuelists of his day, and a musician in the service of the Count of Miranda. We might also assume from various phrases in the preface that Silva de sirenas was not a youthful work, and that Valderrábano expressly wished to see it printed before the end his own life.

John Griffiths



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