Romances del Cid
Joaquín Díaz






Pneuma PN-140
1999






01. Rodrigo venga a su padre  [2:38]

02. Bravura de Rodrigo  [5:33]

03. Jimena suplica al rey Fernando  [4:45]

04. Bodas de Rodrigo y Jimena  [2:43]

05. El Cid va en romería a Santiago  [3:59]

06. El Cid derrota a Abdalla  [1:40]

07. Jimena sale a misa de parida  [1:11]

08. Don Sancho cerca Zamora  [2:14]

09. Traición de Bellido Dolfos  [2:28]

10. Diego Ordóñez reta a Zamora  [2:20]

11. Arias Gonzalo entierra a su hijo Hernán  [2:54]

12. La jura de Santa Gadea  [4:13]

13. Destierro del Cid  [2:25]

14. El Cid pide justicia  [3:45]

15. Testamento del Cid  [3:42]



Joaquín Díaz, canto y guitarra
y
#2: oboe teclado, timbales, cuerno · Luis Delgado
#4: violoncello teclado, laúd medieval · Luis Delgado
#5: zanfona · Germán Díaz / tromba marina · Luis Delgado
#6: clavecímbalo · Javier Coble / laúd medieval · Luis Delgado
#10: clavecímbalo · Javier Coble


Todos los textos tradicionales, adaptación de Joaquín Díaz
1, 3, 8, 10, 12, 14 y 15: música y arreglos Joaquín Díaz
2, 4, 5, 6, 7, 9, 11 y 13: música tradicional, arreglos Joaquín Díaz


Sonido: Luis Delgado, Urueña, Valladolid 1999
Masterizado: Hugo Westerdhal - Axis Madrid 1999










El Cid es el héroe de la historia antigua que representa el ideal caballeresco español. Fuerte, valeroso y defensor del honor, el Cid evoca en los españoles algo semejante a lo que produce Arturo para los ingleses y Roland para los franceses.

El Poema del Cid, escrito en el siglo XIII por el abad Pedro, canta las proezas del héroe castellano del siglo XI, elevando el personaje histórico, verdadero líder de masas, a la figura de leyenda sobre la que se basan los romances y baladas de siglos posteriores.

El título “Mio Cid”, es medio árabe y medio español, al proceder del árabe sid–y (mi señor), nombre iniciado por sus vasallos moros y tal vez usado por el resto de sus compatriotas mientras vivió.

Joaquín Díaz, conocedor de las artes y letras tradicionales, canta una selección de los romances del Cid que muestran los momentos más evocadores de su historia, basándose en la música tradicional castellana y en su propia composición musical.

EDUARDO PANIAGUA








ROMANCES DEL CID

Se cumple este año el 900 aniversario de la muerte del Cid histórico. Su figura y sus hechos, además de ajustarse a una cronología y a una documentación específicas, han contribuido a lo largo de los siglos a crear un corpus literario –poesía, novela, teatro– cuya más elevada muestra tal vez sea el Romancero. A través de más de cien ejemplos, el Cid va completando su biografía escasa gracias a textos escritos fundamentalmente en los siglos XVI y XVII cuyo conjunto incluye las hazañas más sobresalientes de su vida junto a determinadas circunstancias legendarias atribuidas también a otros personajes heroicos europeos, lo cual contribuye a darle un carácter más universal. Decenas de adjetivos, repartidos en este o aquel romance, van sumando en Rodrigo Díaz una serie de atributos que, según la época en que se analicen, podrían considerarse cualidades o defectos, pero que, en cualquier caso, nos ofrecen un lado humano del personaje con unos valores ejemplares que quedan siempre por encima de las reacciones momentáneas. El Cid recibe los calificativos de bastardo, sañudo, apasionado, bravo, bueno, campeador, valiente, esforzado, noble, lidiador, fuerte, castellano, discreto y hasta labrador (en el sentido de villano) sin que ninguno de ellos se imponga por encima de los otros o los contradiga.

Desde la aparición en 1612 del Romancero e Historia del muy valeroso caballero el Cid, Ruy Díaz de Vivar, debido al empeño de Escobar y reeditado después en casi una veintena de ocasiones, el héroe dejó de pertenecer a la Historia para entrar por derecho propio en el mundo de lo legendario. Cierto que algunos de los hechos narrados en los romances podían ser falsos, pero contribuían a dibujar al personaje con rasgos, ya fabulosos ya ambiguos, en los que se apoyaba la imaginación popular para hacer su propio e interesado retrato.

La selección de romances que aquí se presenta trata de contemplar determinados perfiles de Rodrigo Díaz poco explotados pero interesantes.

Aparece un Cid reflexivo, a veces agobiado por las costumbres o las conveniencias sociales que le obligan a actuar incluso contra sus propias convicciones morales, en ocasiones caritativo, generoso... Es tal la variedad de facetas que a través del Romancero ofrece el héroe que quien hiciera otra selección de textos podría crear un personaje diferente aun siendo la misma la biografía. De todos modos, la conducta de Rodrigo es coherente aunque algunas de sus actitudes o las de los personajes que le rodean sólo se entiendan a la luz de tradiciones pretéritas: la imperiosa necesidad de vengar una afrenta hecha al honor de su padre; la reacción de Jimena pidiéndole al rey que la una en matrimonio con el Cid para evitar su indefensión; la actitud pasiva del de Vivar ante Zamora por haber prometido a la infanta Urraca –con la que pudo haberse esposado antes– que no atacaría sus posesiones; la simpatía hacia Sancho, de quien supone el Romancero que fue compañero de juegos; el poco afecto mostrado hacia Alfonso; la actitud censurable mostrada con los judíos que le prestan dinero para emprender su destierro y que el Cid justifica achacándola a la “infame necesidad”...

Finalmente conviene decir que el lenguaje de los textos seleccionados se ha normalizado y actualizado con el fin de hacer la lectura o la audición más fácil. En lo que respecta a las melodías, algunas pertenecen a la tradición oral y otras son creaciones propias que ya utilicé en anteriores ocasiones para otros textos romancísticos.

JOAQUÍN DÍAZ







1. RODRIGO VENGA A SU PADRE
El joven Rodrigo piensa en cómo vengar la afrenta que a su padre, Diego Laínez –descendiente del Juez de Castilla Laín Calvo– ha hecho el Conde Lozano (Laínez ha arrebatado una liebre a los galgos del Conde que se hallaba cazando y éste le ha ultrajado de palabra). Rodrigo, elegido por su padre para ser el vengador, toma en sus manos la espada que perteneció a Mudarra González, el vengador de los Infantes de Lara, y después de conversar con ella, se decide a enfrentarse al Conde.

2. BRAVURA DE RODRIGO
Estando en Burgos el Rey Fernando I, el padre de Rodrigo Díaz acude a rendirle pleitesía. Al llegar a la ciudad, algunos de los acompañantes del Rey critican que entre los 300 jinetes que trae Diego Laínez venga también Rodrigo, matador del Conde Lozano. El joven, orgulloso, reta a quien quiera defender la memoria del difunto y nadie acepta el desafío. Después, por respeto a su padre, se ve obligado a besar la mano del Rey, pero al ir a inclinarse lo hace con tal violencia que asusta al monarca. Este le echa de su lado y Rodrigo confiesa públicamente que para él no era ningún honor besar la mano del Rey.

3. JIMENA SUPLICA AL REY FERNANDO
Siguiendo una antiquísima tradición, los nobles y cortesanos van a pedir el aguinaldo a su señor. Jimena, hija del asesinado Conde Lozano, acude al monarca y le describe la situación humillante en que vive. El Cid, por saberla indefensa o tal vez por querer ofender aún más la memoria de su padre, entra en sus dominios constantemente para provocarla y avergonzarla. Jimena suplica al Rey Fernando que acabe con esa situación y le sugiere que los una en matrimonio para aliviar su orfandad y la injusticia. El Rey se admira de la decisión de Jimena pero la acepta de buen grado.

4. BODAS DE RODRIGO Y JIMENA
El Rey Fernando envía cartas al Cid anunciándole su voluntad de casarle con Jimena Gómez. Rodrigo acepta, celebrando los esponsales el Obispo de Palencia. Tras recibir del monarca tierras y bienes en dote, regresa a Vivar llevando a su esposa para presentarla a su madre.

5. EL CID VA EN ROMERÍA A SANTIAGO
El Cid solicita licencia al Rey para ir a Santiago en romería, costumbre casi obligada en la época. Tras encargar a su madre que cuide de Jimena, emprende el viaje; durante el mismo encuentra a un leproso metido en una zona pantanosa de la que no puede salir. El Cid le salva y le lleva consigo, permitiendo que incluso duerma en su propia cama. A media noche el leproso se convierte en San Lázaro, protector de los gafos, quien le vaticina una vida victoriosa y le transmite la bendición divina por su comportamiento caritativo.

6. EL CID DERROTA A ABDALLA
El Cid vence en combate al Rey Abdalla, soberano de Granada, en el mítico y romancístico Valle de las Estacas.

7. JIMENA SALE A MISA DE PARIDA
Ausente el Cid de su casa para defender las banderas del Rey Fernando I, Jimena cumple con la tradición de salir a misa después de los cuarenta días de haber dado a luz. El monarca ofrece sus brazo a la bella esposa del Cid a la entrada de San Isidoro y se queda a su lado durante la ceremonia, acompañándola finalmente hasta su casa.

8. DON SANCHO CERCA ZAMORA
Muerto el Rey Fernando, sus posesiones se reparten entre sus hijos conforme a su última voluntad: a Sancho, el primogénito, le corresponde Castilla; a Alfonso, León; Galicia a García; Toro a Elvira y Zamora a Urraca. Sancho, considerándose el legítimo heredero de todos los reinos, arrebata a sus hermanos una por una sus tierras hasta llegar a Zamora. Pone cerco a la ciudad y, recorriendo el exterior de sus muros en compañía del Cid, le va recordando los tiempos en que se criaron juntos en el palacio real. Finalmente, le encarga que vaya a hablar con su hermana Urraca y que la pida, de grado, en trueque o por fuerza, la plaza de Zamora.

9. TRAICIÓN DE BELLIDO DOLFOS
El Rey Don Sancho es asesinado junto a los muros de Zamora por el traidor Bellido Dolfos quien, con la excusa de que iba a desertar del bando de Doña Urraca, había pedido una entrevista a solas con el monarca. Cometido el magnicidio, Dolfos regresa al interior de la fortaleza dando a entender a voces que la Infanta había tenido algo que ver en la muerte alevosa de su propio hermano.

10. DIEGO ORDÓÑEZ RETA A ZAMORA
Los castellanos lloran la muerte del Rey Don Sancho. El Cid lamenta en alta voz la decisión del monarca que le llevó a romper el juramento que había hecho al Rey su padre de respetar el reparto de tierras testamentario. Por su parte, él ha jurado no sacar jamás la espada en contra de la Infanta Urraca, que fue su enamorada tiempo atrás, y cumplir hasta el final la voluntad del difunto Rey Fernando. Entonces Diego Ordóñez, viendo la indecisión del Cid, se compromete a vengar la muerte de su primo el Rey Don Sancho, retando a los caballeros zamoranos.

11. ARIAS GONZALO ENTIERRA A SU HIJO HERNÁN
Al viejo Arias Gonzalo, que se había erigido en defensor del honor zamorano, le sustituyen en el campo de batalla sus hijos. Diego Ordóñez mata sucesivamente a Pedro, Diego y Hernán o Fernando, pero en el tercer combate su caballo sale sin freno de los límites del campo, lo que obliga a los jueces a declarar libre a Zamora y buenos a todos los campeones. Arias Gonzalo quiere vengar la muerte de sus hijos y busca a Diego Ordóñez pero éste, aun sabiéndose más fuerte, concede la razón al viejo y consigue apaciguarle obteniendo finalmente su perdón. Satisfecho su honor, Arias da tierra al último de sus hijos muertos.

12. LA JURA DE SANTA GADEA
El Cid se ve obligado a tomar juramento a Alfonso, aclamado por las Cortes como Rey tras la muerte de Don Sancho, acerca de si había participado o no en el asesinato de su hermano. Tan violenta es la situación y tan fuertes las palabras que el Rey se niega a jurar. Finalmente, aconsejado por un privado suyo, acepta, pero tan pronto ha terminado de hacerlo, destierra al Cid durante un año por haberle presionado tanto. Rodrigo Díaz acepta el castigo y lo alarga voluntariamente.

13. DESTIERRO DEL CID
Jimena y Rodrigo conversan acerca del destierro al que el Rey Alfonso le condena. Agotados los caudales del Cid en defensa de los intereses del monarca, decide pedir un préstamo a dos judíos a los que deja en prenda dos cofres cerrados que presuntamente contienen plata aunque en realidad están llenos de arena. Rodrigo Díaz decide llamar Castilla la Nueva a todas las tierras que conquiste a partir de ese instante, en testimonio de fidelidad a la que siempre será su patria.

14. EL CID PIDE JUSTICIA
El Cid, quien por complacer al Rey Alfonso había casado a sus hijas con los Infantes de Carrión, exige al monarca, tras el descalabro de los matrimonios y la afrenta a que le han sometido sus yernos, una satisfacción en las Cortes de Toledo. Después de recuperar sus espadas Tizona y Colada que había regalado a los maridos de sus hijas, encarga a varios de sus hombres que defiendan su honor en un torneo. Los campeones del Cid derrotan a los Condes y el Campeador regresa a Valencia satisfecho.

15. TESTAMENTO DEL CID
El Rey Búcar está a las puertas de Valencia, defendida por el Cid, con el ánimo de conquistar la plaza. San Pedro se aparece al Campeador y le confirma que, después de muerto y con la ayuda del Apóstol Santiago, ganará su última batalla. En el lecho de muerte, Rodrigo Díaz otorga sus últimas voluntades.









JOAQUÍN DÍAZ

Es el creador, junto con la Diputación Provincial de Valladolid, de la Fundación “Joaquín Díaz”, cuya sede está en el amurallado pueblo medieval de Urueña. La Fundación tiene como objetivo la investigación, defensa y difusión del Patrimonio tradicional, tanto en su aspecto espiritual (expresiones orales y escritas), como en el material, de cuya riqueza se pueden contemplar algunas muestras en los cuatro museos que la Fundación tiene: instrumentos musicales, campanas, artesanía y arqueología local.

Joaquín Díaz es experto en la interpretación y recreación de la música tradicional, así como en su investigación, habiendo dedicado buena parte de su obra a la cultura oral de Castilla y León.
Ha publicado 48 libros, tanto de erudición como de divulgación, con temas como: teatro popular, indumentaria, cuentos, leyendas, canciones, romances, adivinanzas, etc.
Ha grabado 54 discos con más de 600 títulos, muchos de los cuáles corresponden a romances y canciones, tanto de zonas naturales de la Península (Sanabria, Los Ancares, Tierra de Pinares, etc.), como de grupos culturales relacionados con la tradición hispana (judéo-españoles). En ambos casos ha tenido como base principal la tradición oral a la que ha añadido melodías de su propia autoría realizadas sobre la técnica compositiva tradicional.