Escuela de Rabat. Grabaciones históricas
Ahmed Lukili, Orquesta de la Radio-Televisión de Marruecos





medieval.org
Pneuma PN-160

1998







Msháliyya l-Kbíra (Gran apertura)
grabación del año 1962
01 - [14:19]

Núba al-Istihlál
grabación del año 1959
02 - Búgya Núba al-Istihlál   [1:13]
03 - Brwála al-‘Ánas   [5:53]
04 - Inshád Basattu Lahá Jaddí   [2:25]
05 - San‘a-s Rímun Ramatní   [2:35]
06 - Katamtu l-Mahabba   [2:00]

Núba r-Rásd · Mízán Btáyhí
grabación del año 1958

07 - Búgya Núba r-Rásd   [1:21]
08 - Twíshya Núba r-Rásd · Mízán Btáyhí   [1:43]
09 - Inshád - Ayá Mutriban bi-r-Rasdi   [3:05]

10 - San‘a-s Amna’ Ruqádí   [2:17]
11 - Yá Qalbí Tasabbar   [1:52]
12 - Má Ladhdhatu l-Furyá   [1:22]
13 - Saríratu l-Waydi   [1:39]
14 - Yá ‘Aybí Fi Man (al-Shushtarí, 1212-1269)   [2:19]
15 - Lawláka Má Himtu Waydá   [3:47]
16 - Nadímí Imlálí Kásí   [4:11]
17 - Hubbak Yá Amír   [1:56]
18 - Nahwá l-Háyb Lakhal   [1:38]
19 - Sáhib Mabsam   [2:01]

Taqsím viola Raml l-Máya
maestro L-Gálí sh-Sharáybí
20 - [4:07]




Dirigida por el Maestro Muláy Ahmed Lúkílí
Orquesta de la Radio-Televisión de Marruecos




Asesor artístico: Omar Metioui
Producción: Eduardo Paniagua
Masterizado: Tyrel, Luis Carlos Esteban · Madrid 1998
Comentarios: Omar Metioui, traducción Eduardo Paniagua














Con la orquesta de Lúkílí, creador de la escuela de Rabat, PNEUMA inicia con patrocinio de la AECI (Agencia Española de Cooperación Internacional), una serie de grabaciones históricas de los años 50 y 60 sobre música andalusí, interpretada por los grandes maestros del siglo XX, últimos herederos de la tradición oral en toda su pureza.

Las grabaciones originales realizadas en conciertos han sido tratadas para disminuir ruidos y realzar timbres semiperdidos.

En los comentarios de Omar Metioui, asesor artístico de esta serie, se valora la importancia de los creadores de las actuales escuelas marroquíes de la tradición andalusí, y las cualidades de sus interpretaciones, referencia importante para los músicos y público actuales. El valor musical y testimonial de los cantores e intérpretes instrumentales, muchos de ellos fallecidos, es fundamental ante el riesgo de que la integridad de la tradición quede diluída por el influjo de la radio y televisión, tanto del mundo occidental como del oriental, especialmente de la moderna música egipcia.

En Lúkílí encontramos una contradicción que tan solo un gran maestro puede convertir en virtud. Por un lado transforma la orquesta milenaria andalusí de cinco o seis músicos, añorada hoy por los estudiosos de los orígenes de la música arábigo-andaluza, sustituyéndola por una gran orquesta al uso occidental, introduciendo instrumentos como: piano, clarinete, violonchelo, acordeón, etc. Por otro lado, y gracias a su gran orquesta, a sus conocimientos de la tradición poética y criterios de la interpretación musical, ha dado a la música andalusí un nivel de rigor y popularidad extraordinario, tanto en su propio país como en el resto de países islámicos.

La voz de Lúkílí nos cautiva y su presentación en PNEUMA quiere ser un homenaje a su gran obra.

EDUARDO PANIAGUA







MULÁY AHMED LÚKÍLÍ

Nace en Fez en 1909 en un entorno enamorado de la música y próximo a los Sultanes Alauitas. Muláy’ Abd l–’Azíz y Muláy’ Abd l-Hafid, melómanos y protectores del repertorio clásico de la música tradicional marroquí conocida por el nombre de al-ála.

Su padre, gran conocedor de este arte, está entre los pioneros de la introducción del piano como elemento renovador en el seno del instrumentarium de la música tradicional en Fez. Muchos maestros venían a intercambiar sus conocimientos musicales con el padre de Muláy Ahmed. Este medio propicio jugará un papel determinante en la formación y la orientación del futuro gran maestro de la núba andalusí-magrebí del siglo XX. Dotado de un don excepcional, no tuvo ninguna dificultad para integrarse gradualmente en las diversas disciplinas de este arte. Desde su niñez frecuentó la escuela coránica donde aprendió el Corán, que constituye la base de la lengua árabe. Continuó su aprendizaje en la Universidad al-Qarawiyyín (construida en Fez por Muláy Idris hacia el año 860). Allí va a forjar su formación en las diversas ramas de las ciencias islámicas, la lengua árabe, la literatura, etc. Esta formación multidisciplinar va a dotar a Muláy Ahmed de un gran conocimiento que le colocará por encima de sus compañeros, y le provocarán la admiración de todas las personas que le han tratado de cerca. En música sus primeros maestros fueron M. Záhí Brráda en el laúd, Shij M. ‘Ayyush y A. Kurrísh. Pero no es más que con los grandes maestros, los faqíh Muhamed Ben ‘Abslam L-Bríhí y Muhammed Ben Drís L-Mtírí, con los que va a perfeccionar sus conocimientos musicales, y mejorar el conjunto del repertorio del al-ála practicado en Fez, la capital cultural de Marruecos.

Entre todos sus condiscípulos será el único en obtener una aprobación manuscrita de cada uno de sus maestros, detalle revelador del alto nivel artístico, cultural y de disciplina de Lúkílí. Otro elemento no menos importante en su formación es la za’wya (cofradía religiosa) en el daríh (mausoleo) de Muláy Idris, donde se reunían todos los especialistas de la samá’ (canto místico religioso principalmente vocal).

Los miembros de la primera formación musical en la que participa, bajo la dirección de su maestro, son, según esta foto del año 1931, de derecha a izquierda:




M. A. Lúkílí (Laúd), ‘Uthmán t-Tází (Laúd), m‘allem Bríhí (Rabáb), l-Gálí sh-Shráybí (Viola), Drís Smíres (Viola), Muhammed Dádí (Tár).

Como consecuencia de presiones nacionalistas de la época del protectorado francés de Marruecos, la familia Lúkílí se ve obligada a abandonar Fez instalándose en 1936 en Tánger. Muy pronto los músicos de Tánger se reunirán con aprecio y estima alrededor del joven maestro fesí Muláy Ahmed Lúkílí por sus cualidades extraordinarias. En 1940 crea la Asociación “Ijwán al-Fann” (los hermanos del arte) que agrupando a los mejores melómanos jugará un papel primordial en la formación de los músicos y en la promoción de la música andalusí en Tánger. Entre los miembros importantes de esta asociación se pueden citar:




Muláy Ahmed en el centro con el rabáb, Muhammed ben ‘Arbí Temsamání a su izquierda con el laúd.

Detrás: Ben Tayeb al-‘Arabí (Viola), Muhammed Ben Abdessadaq y algunos otros músicos de la asociación: Abdeslam Ben Abdelláh (Tár), Mojtár Bú-‘Alí, Abdelmajid Bensouda, s-Sadíq l-Ftúh, Abdellatif Rayhani (Munshidín), Rkayna... Muláy Ahmed será invitado por el conservatorio de música de Tetuán para enseñar, por lo que vivirá un tiempo entre Tánger y Tetuán. Participa en las actividades de la orquesta de música andalusí del conservatorio bajo la dirección del maestro ‘Ayyáshí L-Uraglí. Esta experiencia le será muy enriquecedora, ya que le permitirá conocer el repertorio andalusí conservado únicamente en el norte del país: Tetuán, Chefchaouen y Tánger, iniciandose en la técnica del juego instrumental que estaba más desarrollado en relación al resto de Marruecos.

En 1947 volverá a Fez fundando una orquesta con el apoyo de grandes melómanos como Muhammed Ben Abdelkrim l-Zraq y Hájj Muhammed Ben l-Mlíh. Esta orquesta estará compuesta por los mejores músicos:




Haj l-Bzour t-Tázi, M. Masano, M. Bouzouba‘, M. Qalqouli, M. Zwiten...

En 1952 Muláy Ahmed es llamado para dirigir la orquesta de música andalusí de la Radio Nacional. Esta orquesta estaba compuesta de músicos provenientes de diversas regiones del reino de Marruecos: Rabat, Salé, Fez, Tánger, Chaouen, Marrakech, etc.




En esta foto del año 1953, al centro: Muláy Ahmed Lúkílí (Dirección/Laúd/ Canto).
De derecha a izquierda, primera fila: Muhammed t–Tawd (Darbúga, Munshid) l-Gálí l-Jayyátí (Violín), Hbíbí Mbírkú (Rabáb), l-Husayn Ben l-Mekkí (Violín), L-Gálí sh-Shráybí, Mustafá l-Meknásí: Viola, ‘Umar l-‘Awfír (Piano/ Violoncello/ Arpa...)
Segunda fila: Ben Mehjúb s-Sláwí (Laúd), s-Sgír l–‘Awfír (Violín), Ahmed Ben yousef (Banjo), Muhammed z-Zemmúrí (Tár y Munshid), desconocido (Viola).

En esta foto faltan: el gran laudista: Ahmed sh-Sháf‘í, el gran violista: Muhammed Ben l-Jadír, el clarinetista M. l-Mensúrí Tlemsání, la extraordinaria voz de Muhammed l-Mensúrí y Abdelmasid Ben Omar.

Después de la muerte de alguno de estos músicos, jóvenes talentos se unirán a esta formación: Gítá l-’Awfír (Piano), Muhammed Merrúch (Clarinete), Saíd (Náy), L-‘Arbí Cherguí (Violín), Muhammed Ftíwta (Violín), Búgáleb (Violoncello), Ahmed Chelh (Viola), Abdeslam Cháwní (Darbúga, munshid), l-Yemláhí (Tár), Muláy ‘Alí (Acordeón/ Contrabajo)...

Con esta orquesta formada por lo mejores instrumentistas (‘ázifin o ‘áliyyín) y cantores (munshidín o musammi’ín) tradicionales de Marruecos, Lúkílí va a realizar su “sueño musical”.  Favorecido por un gran respeto por parte de sus músicos, que son al mismo tiempo sus discípulos, va a poder realizar innovaciones y renovaciones del al–ála según los rigurosos principios, al mismo tiempo que una apertura destacable, de un músico educado en complejas claves de la tradición oral.

Con esta orquesta realizará numerosas giras de conciertos en muchos paises representando a Marruecos a través de su tesoro musical. Los archivos de la radio y la televisión se llenan de grabaciones que van a modificar el futuro de la música andalusí, revelando su belleza a toda la sociedad marroquí, que hasta entonces había estado dividida a causa de la famosa “dahír al-barbarí”, ley colonialista que diferenciaba a los marroquíes en árabes y bereberes. De este modo participó en la difusión e irradiación de esta música que será elevada al rango de música clásica perteneciente al “patrimonio de la humanidad”.


REALIZACIONES DE MULÁY AHMED LÚKÍLÍ

EN EL CAMPO ORQUESTAL

• Antes de Muláy Ahmed la formación de la orquesta de al-ála no sobrepasaba los 6 ó 7 músicos. Así lo muestra el valioso registro del grupo al-ála que representó a Marruecos en el Primer Congreso de la Música Árabe de El Cairo en 1932. La orquesta dirigida por Sídí ‘Umar J’Aydí estaba constituida de derecha a izquierda por:




‘Abdeslám Ben Yousef (Tár), Hbíbí Mbírkú (Laúd), ‘Umar J‘aydí (Rabáb), Muhammed Ben Garbít (Viola), Fqíh Muhammed l-Mtírí (Viola), ‘Uthmán t-Tází (Laúd), Muhammed Dádí (Laúd andalusí de 4 cuerdas dobles o ramal), Muhammed Shwíka, (Munshid).

Con Muláy Ahmed y su estilo de apertura y modernidad, este número de músicos va a ser elevado a unos veinte. Pensamos que las razones que motivaron esta reforma se explican por la búsqueda de un mundo sonoro diferente y más rico, y por la necesidad creciente de hacerse valorar a los ojos de Occidente, tomando prestados sus instrumentos y sus métodos de escritura musical.

• Lúkílí introduce voces femeninas con Gíta l-’Awfír, que además era pianista, y con ‘Ália l-Mjáhed. Fue necesario vencer las reticencias de los conservadores para realizar novedades en este arte tradicionalmente reservado a los hombres. La grabación en televisión con el coro de mujeres del Conservatorio de Rabat permitirá que obras como el “Insifáf quddám al-Máya” y sobre todo la canción “Shamsu L-’ashi” se hicieran populares en todo Marruecos.

La orquesta de Muláy Ahmed era la única que tenía cantantes que gozaban de registros vocales diferentes y complementarios, y al contrario que otras formaciones no permitía cantar a los instrumentistas que no tuviesen buena voz.

• La introducción del canto responsorial. En la mayoría de los insiráfát (última parte de los mízán o movimientos de la núba) y debido a que tienen frases musicales cortas, a Lúkílí le gustaba cantar como solista el primer hemistiquio del verso poético, confiando el canto del segundo hemistiquio al coro. Esta ejecución de las canciones con una voz solista fuera del inshád y el muwwál, que son cantos a solo, es otro elemento novedoso, ya que normalmente las canciones están cantadas por el coro.

• La unificación y el ajuste entre la instrumentación de la orquesta y el canto del coro. Para ello hacía falta combinar equilibradamente dos factores aparentemente contradictorios. Por un lado dejar la necesaria libertad a los intérpretes para que den lo mejor de sí mismos en la interpretación e improvisación. Y por otra parte limitar las alteraciones de la melodía con el fin de que la heterofonía que caracteriza a esta música no se convierta en una cacofonía.

• Un esfuerzo sin precedentes en la instrumentación de las obras musicales, valorando las partes puramente instrumentales.



EN EL CAMPO POÉTICO

Debido al sistema de transmisión oral en el que alterar la tradición era considerado sacrilegio, los músicos no tenían autoridad para rectificar los errores insertados en el repertorio musical andalusí, precisamente por la transmisión oral. Muláy Ahmed tuvo la audacia, desafiando a sus detractores que se oponían a sus reformas, de hacer estas rectificaciones. Las diversas copias manuscritas de la colección de las poesías de las once núbas marroquíes de al-Ha’ik, se encontraban degradadas debido a que los melómanos que las interpretaban no eran necesariamente personas cultas. Por otro lado esta poesía no es fácilmente accesible por el hecho de que los poemas estróficos moaxajas, creados en el siglo IX en Andalucía, escapan del rígido marco de la qasída. Y sobre todo el zéjel, poesía basada en el idioma popular de Andalucía, que tiene un lenguaje cuyo vocabulario y terminología se ha perdido para los magrebíes. El gran conocimiento de la literatura andalusí permitirá a Muláy Ahmed revisar en sus fuentes esta poesía llevando a cabo búsquedas minuciosas a partir de los manuscritos originales, tratados de literatura, de historia del arte y de colecciones de poesía. Estas modificaciones permitirán rescatar la belleza de los poemas, lo que hará renacer el interés por esta herencia andalusí.
 

EN EL CAMPO DE LA DIFUSIÓN

Lúkílí es el iniciador de las grabaciones de la música andalusí en cintas magnéticas de la radio nacional marroquí, nutriendo los archivos de la radio con más de cien horas de música. A pesar de este gran esfuerzo, y por múltiples razones, no va a poder grabar este repertorio en su integridad, y el público sólo podrá acceder a estas grabaciones a través de la difusión de la radio.

En 1960 Lúkílí dirige la grabación de ocho núbas realizada por la UNESCO en cooperación con la Asociación de amigos de la música andalusí dirigida por Drís Benjallún Twímí. Entre los maestros que participaron en esta grabación histórica están Hájj Abdelkrim l-Ráys y Muhammed Ben l-’Arbi Temsamání. Desgraciadamente esta grabación no está localizable y parece haberse perdido para siempre. Sin embargo cabe la posibilidad de que la familia Twími tenga una copia de esta grabación única. En los años 80 Muláy Ahmed graba tres discos, con venta al público, seleccionando parte del repertorio.

En 1988 prepara la núba ‘Ushshaq con su orquesta, pero antes de grabarla en la “Antología Al-Ála” dirigida por la Maison de la Culture du Monde y el Ministerio de Cultura de Marruecos, Lúkílí morirá en Rabat donde será enterrado en compañía de un gran número de adeptos venidos de todo Marruecos para rendir el último homenaje al maestro de los maestros.










COMENTARIOS SOBRE EL REPERTORIO
 
I. MSHÁLYYA L-KIBÍRA
(Grabación efectuada en 1962)

En 1960 Lúkílí gana el concurso realizado con el fin de elegir el mejor arreglo e interpretación de la Mshálya l-Kbíra. Esta consiste en juntar todas las oberturas (búgya) de las once núbas del repertorio marroquí en una gran obra, idea germinada por el maestro Sid ‘Umar Jáydí (Fez 1873-Rabat 1952). Cada núba tiene su modo (tab´) con una escala musical diferente. Esta obra requiere, por tanto, pasar de un modo a otro sin notar las variaciones que diferencian un modo de otro. Lúkílí eligió una frase musical adecuada para unir estos diferentes modos. A modo de “ritornello” será interpretada por la orquesta mientras confía a cada instrumento solista la melodía propia de cada modo. Así podemos escuchar los diferentes instrumentos utilizados con maestría por músicos, que en su mayoría ya han fallecido.

Los instrumentos solistas y los modos utilizados en esta grabación aparecen en el siguiente orden: Piano (Raml l-Máya), violín (al-Hijáz al-Kabír), acordeón (‘Iráq al-‘Ajam), laúd (r-Rásd), viola (al-‘Ushsháq), qánún (al-Isbihán), flauta travesera (Gríbt l-Hsín), viola (al-Istihlál), xilófono (al-Máya), arpa (Rasd d-Dayl), clarinete (ritornelo), voz (ritornelo).

Realmente esta obra, tal como nos la presenta Lúkílí, es magistral y nos da un esquema general constructivo y didáctico sobre los modos de la música andalusí.

 
II. NÚBA AL-ISTIHLÁL
(Grabación efectuada en 1959)

Literalmente significa introducción o prólogo. Es una de las núbas sobre el modo Do, más apreciadas y más frecuentemente interpretadas en Marruecos. Es la quinta en el cancionero al-Há’ik, recopilación de estos poemas, escrito hacia el año 1800. Se interpreta a la caída del sol, después de la núba al-Máya. En el “árbol de los modos” (shajarat at-tubú) este modo constituye una rama del modo al-dhil. Según la teoría de los efectos de los modos sobre el temperamento humano, tiene como elemento la tierra, como estación el otoño y como humor el atrabilis.

Después del preludio instrumental (búgya) que muestra el fundamento del modo musical, Lúkílí interpreta como solista o en diálogo con el coro una de las brwála más célebre del repertorio, llamada la virgen (al-’ánas).

La brwála es un género poético estrófico de tradición puramente marroquí, que utiliza la lengua dialectal. Este género hizo su aparición tardíamente en el repertorio al-ála y se encuentra normalmente entre los poemas del cuarto movimiento de la núba, llamado dary.

Se ha tomado esta obra como modelo, dentro de la escuela de Lúkílí, por el rigor en su interpretación. La voz de Lúkílí, con su timbre fuerte, melodioso y cautivador, da a esta brwála, “obra menor”, una dimensión e importancia sin precedentes hasta ese momento. La belleza de su voz, la exactitud de la pronunciación y la vehemencia y profundidad de sus sentimientos nos sumergen en un universo de autenticidad, cubierto de un ambiente nostálgico que afirma su legitimidad dentro de la gran civilización arábigo andaluza.

A continuación escuchamos el Inshád, obra vocal cuya melodía viene fijada por la tradición, pero que deja un pequeño margen a la improvisación del cantor (munshid). La voz de Sídi Mohammed l-Mensúrí, originario de Salé, es de las más auténticas en el dominio de la interpretación de este difícil género musical que requiere experiencia y maestría.

Es una pena observar la desaparición progresiva en Marruecos de este estilo de voz, elemento esencial de la música andalusí, con la tendencia a aplaudir voces agudas y superficiales que imitan el canto oriental, con sus intervalos y adornos impropios para esta música.

Este apartado termina con la interpretación de dos canciones (san’as) pertenecientes a la secuencia rápida (insiráf) del último movimiento (quddám) de la núba al-Istihlal. Se puede escuchar cómo Lúkílí pasa de un género poético a otro aplicando una pronunciación apropiada a cada género literario: la brwála al-’Anas en dialecto marroquí, el zejel Rímun Ramatní en dialecto andalusí, y la moaxaja Katamtu L-Mahabba en mezcla de los dialectos andalusí y árabe clásico.

 
III. NÚBA R-RÁSD
(grabación efectuada en 1958)

El modo Rásd, sobre Re, tiene un componente estructural pentatónico que nos recuerda modos africanos muy apreciados por los gna’wa, género musical originario del África negra y que es practicado en los rituales de las cofradías gnáwa de Marruecos.

Sin embargo el pentatonismo de este modo no es tan estricto, pues es un modo africano, influido por las escalas musicales de la civilización magrebí-andalusí. La núba Rásd es la sexta del Cancionero de al-Há’ik y está sustentado sobre los modos: r-Rásd, L-Hsár, z-Zaydán y l-Mzmún. Su estación del año es la primavera, su elemento es el aire y su humor el sanguíneo.

Después de la obertura instrumental (búgya), una de las grandes voces graves más apreciadas de la música tradicional de Marruecos, la de Muhammd L-Táwd, interpreta el inshád de la núba. El metro poético es el tawíl (largo).

“Oh, cantor de r-Rásd, que me ha cautivado el corazón y me ha alegrado con su voz.

Te ofrezco mi vida por haberme extasiado con sus melodías y dejarme enamorado, triste y sumiso”.

Las canciones siguientes pertenecen al tercer movimiento (btáyhi) de la núba. Amná Ruqádi es el segundo “puente” del movimiento (mízán), es decir, la canción que permite pasar de la parte intermedia (mhzúz) al movimiento rápido (insiráf), en el que el ritmo se acelera hasta la última canción o cierre (qafla). La selección del presente disco está motivada por varias razones: la voz de Lúkílí domina este movimiento desde el principio al fin y, según nuestra opinión, este método de canto debe ser imitado y hacer escuela en los jóvenes que quieran interpretar seriamente este patrimonio musical. Es la batuta del director de orquesta la que se esconde detrás de la voz de este genio. El diálogo entre la voz del maestro y el coro constituye un contraste que relaja el oído del auditorio y le permite apreciar la belleza de la poesía andalusí. La claridad de la voz de Lúkílí y la austeridad de su ejecución facilitan el desciframiento de este lenguaje poético lleno de amor y de intrigas. El sonido del piano no es dominante y así podemos apreciar la belleza de la interpretación del laúd y del rabáb. Los timbres del tár (pandereta), a menudo mal grabados, son aquí precisos a pesar de los cuarenta años de este registro, y enseñan el lugar preponderante que ocupa este instrumento en el ritmo de esta música. La darbuga apoya el juego del tár sin competir con él.

En resumen, la interpretación de Lúkílí, cargada de emoción y de virtuosismo, demuestra la grandeza de este legado andalusí.

 
IV. TAQSÍM DE VIOLA

Para terminar esta grabación se ha incluido un taqsim de viola del maestro L-Gálí sh. Shráybí, considerado el mejor intérprete de viola alto de Marruecos.

Comenzó su carrera en Fez con el maestro Bríhí antes de ser invitado por su amigo Muláy Ahmed para integrarse en la Orquesta de la Radio Nacional. Participó en las más importantes grabaciones de esta orquesta, llegando a dominar la técnica de su instrumento de tal forma que en ocasiones parece que manipula la voz humana.

Marcaba el ritmo con el arco, y cuando generalizaba el tiempo, se permitía escapadas diabólicas dando libertad a su fecunda imaginación.

El taqsím que interpreta pertenece al modo Raml l-Máya (Re). Su instrumento está afinado en Mi-La-Re-Sol, en lugar de la afinación convencional La-Re-Sol-Do. Las dos primeras cuerdas son de tripa, fabricadas por él mismo, y la posición de la viola es la tradicional, de origen medieval como se puede ver en las miniaturas de las Cantigas de Alfonso X el Sabio, sobre la pierna izquierda y girando el arco en posición horizontal.

El timbre de este instrumento está cercano a la esencia de la música andalusí, desde su incorporación en el siglo XVIII, sin desnaturalizar su espíritu.

OMAR METIOUI