medieval.org
Pneuma PN-160
1998
Msháliyya l-Kbíra
(Gran apertura)
grabación del año 1962
01 - [14:19]
Núba al-Istihlál
grabación del año 1959
02 - Búgya Núba al-Istihlál [1:13]
03 - Brwála al-‘Ánas [5:53]
04 - Inshád Basattu Lahá Jaddí [2:25]
05 - San‘a-s Rímun Ramatní [2:35]
06 - Katamtu l-Mahabba [2:00]
Núba r-Rásd ·
Mízán Btáyhí
grabación del año 1958
07 - Búgya Núba r-Rásd [1:21]
08 - Twíshya Núba r-Rásd ·
Mízán Btáyhí [1:43]
09 - Inshád - Ayá Mutriban bi-r-Rasdi [3:05]
10 - San‘a-s Amna’ Ruqádí [2:17]
11 - Yá Qalbí Tasabbar [1:52]
12 - Má Ladhdhatu l-Furyá [1:22]
13 - Saríratu l-Waydi [1:39]
14 - Yá ‘Aybí Fi Man (al-Shushtarí,
1212-1269) [2:19]
15 - Lawláka Má Himtu Waydá [3:47]
16 - Nadímí Imlálí
Kásí [4:11]
17 - Hubbak Yá Amír [1:56]
18 - Nahwá l-Háyb Lakhal [1:38]
19 - Sáhib Mabsam [2:01]
Taqsím viola Raml
l-Máya
maestro L-Gálí sh-Sharáybí
20 - [4:07]
Dirigida por el Maestro Muláy
Ahmed Lúkílí
Orquesta de la Radio-Televisión de Marruecos
Asesor artístico: Omar Metioui
Producción: Eduardo Paniagua
Masterizado: Tyrel, Luis Carlos Esteban · Madrid 1998
Comentarios: Omar Metioui, traducción Eduardo Paniagua
Con la orquesta de Lúkílí, creador de la escuela
de Rabat, PNEUMA inicia con patrocinio de la AECI (Agencia
Española de Cooperación Internacional), una serie de
grabaciones históricas de los años 50 y 60 sobre
música andalusí, interpretada por los grandes maestros
del siglo XX, últimos herederos de la tradición oral en
toda su pureza.
Las grabaciones originales realizadas en conciertos han sido tratadas
para disminuir ruidos y realzar timbres semiperdidos.
En los comentarios de Omar Metioui, asesor artístico de esta
serie, se valora la importancia de los creadores de las actuales
escuelas marroquíes de la tradición andalusí, y
las cualidades de sus interpretaciones, referencia importante para los
músicos y público actuales. El valor musical y
testimonial de los cantores e intérpretes instrumentales, muchos
de ellos fallecidos, es fundamental ante el riesgo de que la integridad
de la tradición quede diluída por el influjo de la radio
y televisión, tanto del mundo occidental como del oriental,
especialmente de la moderna música egipcia.
En Lúkílí encontramos una contradicción que
tan solo un gran maestro puede convertir en virtud. Por un lado
transforma la orquesta milenaria andalusí de cinco o seis
músicos, añorada hoy por los estudiosos de los
orígenes de la música arábigo-andaluza,
sustituyéndola por una gran orquesta al uso occidental,
introduciendo instrumentos como: piano, clarinete, violonchelo,
acordeón, etc. Por otro lado, y gracias a su gran orquesta, a
sus conocimientos de la tradición poética y criterios de
la interpretación musical, ha dado a la música
andalusí un nivel de rigor y popularidad extraordinario, tanto
en su propio país como en el resto de países
islámicos.
La voz de Lúkílí nos cautiva y su
presentación en PNEUMA quiere ser un homenaje a su gran obra.
EDUARDO PANIAGUA
MULÁY AHMED
LÚKÍLÍ
Nace en Fez en 1909 en un entorno enamorado de la música y
próximo a los Sultanes Alauitas. Muláy’ Abd
l–’Azíz y Muláy’ Abd l-Hafid,
melómanos y protectores del repertorio clásico de la
música tradicional marroquí conocida por el nombre de
al-ála.
Su padre, gran conocedor de este arte, está entre los pioneros
de la introducción del piano como elemento renovador en el seno
del instrumentarium de la música tradicional en Fez. Muchos
maestros venían a intercambiar sus conocimientos musicales con
el padre de Muláy Ahmed. Este medio propicio jugará un
papel determinante en la formación y la orientación del
futuro gran maestro de la núba andalusí-magrebí
del siglo XX. Dotado de un don excepcional, no tuvo ninguna dificultad
para integrarse gradualmente en las diversas disciplinas de este arte.
Desde su niñez frecuentó la escuela coránica donde
aprendió el Corán, que constituye la base de la lengua
árabe. Continuó su aprendizaje en la Universidad
al-Qarawiyyín (construida en Fez por Muláy Idris hacia el
año 860). Allí va a forjar su formación en las
diversas ramas de las ciencias islámicas, la lengua
árabe, la literatura, etc. Esta formación
multidisciplinar va a dotar a Muláy Ahmed de un gran
conocimiento que le colocará por encima de sus
compañeros, y le provocarán la admiración de todas
las personas que le han tratado de cerca. En música sus primeros
maestros fueron M. Záhí Brráda en el laúd,
Shij M. ‘Ayyush y A. Kurrísh. Pero no es más que
con los grandes maestros, los faqíh Muhamed Ben ‘Abslam
L-Bríhí y Muhammed Ben Drís L-Mtírí,
con los que va a perfeccionar sus conocimientos musicales, y mejorar el
conjunto del repertorio del al-ála practicado en Fez, la capital
cultural de Marruecos.
Entre todos sus condiscípulos será el único en
obtener una aprobación manuscrita de cada uno de sus maestros,
detalle revelador del alto nivel artístico, cultural y de
disciplina de Lúkílí. Otro elemento no menos
importante en su formación es la za’wya (cofradía
religiosa) en el daríh (mausoleo) de Muláy Idris, donde
se reunían todos los especialistas de la samá’
(canto místico religioso principalmente vocal).
Los miembros de la primera formación musical en la que
participa, bajo la dirección de su maestro, son, según esta
foto del año 1931, de derecha a izquierda:
M. A. Lúkílí (Laúd), ‘Uthmán
t-Tází (Laúd), m‘allem Bríhí
(Rabáb), l-Gálí sh-Shráybí (Viola),
Drís Smíres (Viola), Muhammed Dádí
(Tár).
Como consecuencia de presiones nacionalistas de la época del
protectorado francés de Marruecos, la familia
Lúkílí se ve obligada a abandonar Fez
instalándose en 1936 en Tánger. Muy pronto los
músicos de Tánger se reunirán con aprecio y estima
alrededor del joven maestro fesí Muláy Ahmed
Lúkílí por sus cualidades extraordinarias. En 1940
crea la Asociación “Ijwán al-Fann” (los
hermanos del arte) que agrupando a los mejores melómanos
jugará un papel primordial en la formación de los
músicos y en la promoción de la música
andalusí en Tánger. Entre los miembros importantes de
esta asociación se pueden citar:
Muláy Ahmed en el centro con el rabáb, Muhammed ben
‘Arbí Temsamání a su izquierda con el
laúd.
Detrás: Ben Tayeb al-‘Arabí (Viola), Muhammed Ben
Abdessadaq y algunos otros músicos de la asociación:
Abdeslam Ben Abdelláh (Tár), Mojtár
Bú-‘Alí, Abdelmajid Bensouda, s-Sadíq
l-Ftúh, Abdellatif Rayhani (Munshidín), Rkayna...
Muláy Ahmed será invitado por el conservatorio de
música de Tetuán para enseñar, por lo que
vivirá un tiempo entre Tánger y Tetuán. Participa
en las actividades de la orquesta de música andalusí del
conservatorio bajo la dirección del maestro
‘Ayyáshí L-Uraglí. Esta experiencia le
será muy enriquecedora, ya que le permitirá conocer el
repertorio andalusí conservado únicamente en el norte del
país: Tetuán, Chefchaouen y Tánger, iniciandose en
la técnica del juego instrumental que estaba más
desarrollado en relación al resto de Marruecos.
En 1947 volverá a Fez fundando una orquesta con el apoyo de
grandes melómanos como Muhammed Ben Abdelkrim l-Zraq y
Hájj Muhammed Ben l-Mlíh. Esta orquesta estará
compuesta por los mejores músicos:
Haj l-Bzour
t-Tázi, M. Masano, M. Bouzouba‘, M. Qalqouli, M. Zwiten...
En 1952 Muláy Ahmed es llamado para dirigir la orquesta de
música andalusí de la Radio Nacional. Esta orquesta
estaba compuesta de músicos provenientes de diversas regiones
del reino de Marruecos: Rabat, Salé, Fez, Tánger,
Chaouen, Marrakech, etc.
En esta foto del año 1953, al centro: Muláy Ahmed
Lúkílí (Dirección/Laúd/ Canto).
De derecha a izquierda, primera fila: Muhammed t–Tawd
(Darbúga, Munshid) l-Gálí l-Jayyátí
(Violín), Hbíbí Mbírkú
(Rabáb), l-Husayn Ben l-Mekkí (Violín),
L-Gálí sh-Shráybí, Mustafá
l-Meknásí: Viola, ‘Umar l-‘Awfír
(Piano/ Violoncello/ Arpa...)
Segunda fila: Ben Mehjúb s-Sláwí (Laúd),
s-Sgír l–‘Awfír (Violín), Ahmed Ben
yousef (Banjo), Muhammed z-Zemmúrí (Tár y
Munshid), desconocido (Viola).
En esta foto faltan: el gran laudista: Ahmed
sh-Sháf‘í, el gran violista: Muhammed Ben
l-Jadír, el clarinetista M. l-Mensúrí
Tlemsání, la extraordinaria voz de Muhammed
l-Mensúrí y Abdelmasid Ben Omar.
Después de la muerte de alguno de estos músicos,
jóvenes talentos se unirán a esta formación: Gítá l-’Awfír (Piano), Muhammed
Merrúch (Clarinete), Saíd (Náy),
L-‘Arbí Cherguí (Violín), Muhammed
Ftíwta (Violín), Búgáleb (Violoncello),
Ahmed Chelh (Viola), Abdeslam Cháwní (Darbúga,
munshid), l-Yemláhí (Tár), Muláy
‘Alí (Acordeón/ Contrabajo)...
Con esta orquesta formada por lo mejores instrumentistas
(‘ázifin o ‘áliyyín) y cantores
(munshidín o musammi’ín) tradicionales de
Marruecos, Lúkílí va a realizar su
“sueño musical”. Favorecido por un gran
respeto por parte de sus músicos, que son al mismo tiempo sus
discípulos, va a poder realizar innovaciones y renovaciones del
al–ála según los rigurosos principios, al mismo
tiempo que una apertura destacable, de un músico educado en
complejas claves de la tradición oral.
Con esta orquesta realizará numerosas giras de conciertos en
muchos paises representando a Marruecos a través de su tesoro
musical. Los archivos de la radio y la televisión se llenan de
grabaciones que van a modificar el futuro de la música
andalusí, revelando su belleza a toda la sociedad
marroquí, que hasta entonces había estado dividida a
causa de la famosa “dahír al-barbarí”, ley
colonialista que diferenciaba a los marroquíes en árabes
y bereberes. De este modo participó en la difusión e
irradiación de esta música que será elevada al
rango de música clásica perteneciente al
“patrimonio de la humanidad”.
REALIZACIONES DE
MULÁY AHMED LÚKÍLÍ
EN EL CAMPO ORQUESTAL
• Antes de Muláy Ahmed la formación de la orquesta
de al-ála no sobrepasaba los 6 ó 7 músicos.
Así lo muestra el valioso registro del grupo al-ála que
representó a Marruecos en el Primer Congreso de la Música
Árabe de El Cairo en 1932. La orquesta dirigida por
Sídí ‘Umar J’Aydí estaba constituida
de derecha a izquierda por:
‘Abdeslám Ben Yousef
(Tár), Hbíbí Mbírkú (Laúd),
‘Umar J‘aydí (Rabáb), Muhammed Ben
Garbít (Viola), Fqíh Muhammed l-Mtírí
(Viola), ‘Uthmán t-Tází (Laúd),
Muhammed Dádí (Laúd andalusí de 4 cuerdas
dobles o ramal), Muhammed Shwíka, (Munshid).
Con Muláy Ahmed y su estilo de apertura y modernidad, este
número de músicos va a ser elevado a unos veinte.
Pensamos que las razones que motivaron esta reforma se explican por la
búsqueda de un mundo sonoro diferente y más rico, y por
la necesidad creciente de hacerse valorar a los ojos de Occidente,
tomando prestados sus instrumentos y sus métodos de escritura
musical.
• Lúkílí introduce voces femeninas con
Gíta l-’Awfír, que además era pianista, y
con ‘Ália l-Mjáhed. Fue necesario vencer las
reticencias de los conservadores para realizar novedades en este arte
tradicionalmente reservado a los hombres. La grabación en
televisión con el coro de mujeres del Conservatorio de Rabat
permitirá que obras como el “Insifáf quddám
al-Máya” y sobre todo la canción “Shamsu
L-’ashi” se hicieran populares en todo Marruecos.
La orquesta de Muláy Ahmed era la única que tenía
cantantes que gozaban de registros vocales diferentes y
complementarios, y al contrario que otras formaciones no
permitía cantar a los instrumentistas que no tuviesen buena voz.
• La introducción del canto responsorial. En la
mayoría de los insiráfát (última parte de
los mízán o movimientos de la núba) y debido a que
tienen frases musicales cortas, a Lúkílí le
gustaba cantar como solista el primer hemistiquio del verso
poético, confiando el canto del segundo hemistiquio al coro.
Esta ejecución de las canciones con una voz solista fuera del
inshád y el muwwál, que son cantos a solo, es otro
elemento novedoso, ya que normalmente las canciones están
cantadas por el coro.
• La unificación y el ajuste entre la
instrumentación de la orquesta y el canto del coro. Para ello
hacía falta combinar equilibradamente dos factores aparentemente
contradictorios. Por un lado dejar la necesaria libertad a los
intérpretes para que den lo mejor de sí mismos en la
interpretación e improvisación. Y por otra parte limitar
las alteraciones de la melodía con el fin de que la
heterofonía que caracteriza a esta música no se convierta
en una cacofonía.
• Un esfuerzo sin precedentes en la instrumentación de las
obras musicales, valorando las partes puramente instrumentales.
EN EL CAMPO POÉTICO
Debido al sistema de transmisión oral en el que alterar la
tradición era considerado sacrilegio, los músicos no
tenían autoridad para rectificar los errores insertados en el
repertorio musical andalusí, precisamente por la
transmisión oral. Muláy Ahmed tuvo la audacia, desafiando
a sus detractores que se oponían a sus reformas, de hacer estas
rectificaciones. Las diversas copias manuscritas de la colección
de las poesías de las once núbas marroquíes de
al-Ha’ik, se encontraban degradadas debido a que los
melómanos que las interpretaban no eran necesariamente personas
cultas. Por otro lado esta poesía no es fácilmente
accesible por el hecho de que los poemas estróficos moaxajas,
creados en el siglo IX en Andalucía, escapan del rígido
marco de la qasída. Y sobre todo el zéjel, poesía
basada en el idioma popular de Andalucía, que tiene un lenguaje
cuyo vocabulario y terminología se ha perdido para los
magrebíes. El gran conocimiento de la literatura andalusí
permitirá a Muláy Ahmed revisar en sus fuentes esta
poesía llevando a cabo búsquedas minuciosas a partir de
los manuscritos originales, tratados de literatura, de historia del
arte y de colecciones de poesía. Estas modificaciones
permitirán rescatar la belleza de los poemas, lo que hará
renacer el interés por esta herencia andalusí.
EN EL CAMPO DE LA
DIFUSIÓN
Lúkílí es el iniciador de las grabaciones de la
música andalusí en cintas magnéticas de la radio
nacional marroquí, nutriendo los archivos de la radio con
más de cien horas de música. A pesar de este gran
esfuerzo, y por múltiples razones, no va a poder grabar este
repertorio en su integridad, y el público sólo
podrá acceder a estas grabaciones a través de la
difusión de la radio.
En 1960 Lúkílí dirige la grabación de ocho
núbas realizada por la UNESCO en cooperación con la
Asociación de amigos de la música andalusí
dirigida por Drís Benjallún Twímí. Entre
los maestros que participaron en esta grabación histórica
están Hájj Abdelkrim l-Ráys y Muhammed Ben
l-’Arbi Temsamání. Desgraciadamente esta
grabación no está localizable y parece haberse perdido
para siempre. Sin embargo cabe la posibilidad de que la familia
Twími tenga una copia de esta grabación única. En
los años 80 Muláy Ahmed graba tres discos, con venta al
público, seleccionando parte del repertorio.
En 1988 prepara la núba ‘Ushshaq con su orquesta, pero
antes de grabarla en la “Antología Al-Ála”
dirigida por la Maison de la Culture du Monde y el Ministerio de
Cultura de Marruecos, Lúkílí morirá en
Rabat donde será enterrado en compañía de un gran
número de adeptos venidos de todo Marruecos para rendir el
último homenaje al maestro de los maestros.
COMENTARIOS SOBRE EL
REPERTORIO
I. MSHÁLYYA
L-KIBÍRA
(Grabación efectuada en 1962)
En 1960 Lúkílí gana el concurso realizado con el
fin de elegir el mejor arreglo e interpretación de la
Mshálya l-Kbíra. Esta consiste en juntar todas las
oberturas (búgya) de las once núbas del repertorio
marroquí en una gran obra, idea germinada por el maestro Sid
‘Umar Jáydí (Fez 1873-Rabat 1952). Cada núba
tiene su modo (tab´) con una escala musical diferente. Esta obra
requiere, por tanto, pasar de un modo a otro sin notar las variaciones
que diferencian un modo de otro. Lúkílí
eligió una frase musical adecuada para unir estos diferentes
modos. A modo de “ritornello” será interpretada por
la orquesta mientras confía a cada instrumento solista la
melodía propia de cada modo. Así podemos escuchar los
diferentes instrumentos utilizados con maestría por
músicos, que en su mayoría ya han fallecido.
Los instrumentos solistas y los modos utilizados en esta
grabación aparecen en el siguiente orden: Piano (Raml
l-Máya), violín (al-Hijáz al-Kabír),
acordeón (‘Iráq al-‘Ajam), laúd
(r-Rásd), viola (al-‘Ushsháq), qánún
(al-Isbihán), flauta travesera (Gríbt l-Hsín),
viola (al-Istihlál), xilófono (al-Máya), arpa
(Rasd d-Dayl), clarinete (ritornelo), voz (ritornelo).
Realmente esta obra, tal como nos la presenta
Lúkílí, es magistral y nos da un esquema general
constructivo y didáctico sobre los modos de la música
andalusí.
II. NÚBA
AL-ISTIHLÁL
(Grabación efectuada en 1959)
Literalmente significa introducción o prólogo. Es una de
las núbas sobre el modo Do, más apreciadas y más
frecuentemente interpretadas en Marruecos. Es la quinta en el
cancionero al-Há’ik, recopilación de estos poemas,
escrito hacia el año 1800. Se interpreta a la caída del
sol, después de la núba al-Máya. En el
“árbol de los modos” (shajarat at-tubú) este
modo constituye una rama del modo al-dhil. Según la
teoría de los efectos de los modos sobre el temperamento humano,
tiene como elemento la tierra, como estación el otoño y
como humor el atrabilis.
Después del preludio instrumental (búgya) que muestra el
fundamento del modo musical, Lúkílí interpreta
como solista o en diálogo con el coro una de las brwála
más célebre del repertorio, llamada la virgen
(al-’ánas).
La brwála es un género poético estrófico de
tradición puramente marroquí, que utiliza la lengua
dialectal. Este género hizo su aparición
tardíamente en el repertorio al-ála y se encuentra
normalmente entre los poemas del cuarto movimiento de la núba,
llamado dary.
Se ha tomado esta obra como modelo, dentro de la escuela de
Lúkílí, por el rigor en su interpretación.
La voz de Lúkílí, con su timbre fuerte, melodioso
y cautivador, da a esta brwála, “obra menor”, una
dimensión e importancia sin precedentes hasta ese momento. La
belleza de su voz, la exactitud de la pronunciación y la
vehemencia y profundidad de sus sentimientos nos sumergen en un
universo de autenticidad, cubierto de un ambiente nostálgico que
afirma su legitimidad dentro de la gran civilización
arábigo andaluza.
A continuación escuchamos el Inshád, obra vocal cuya
melodía viene fijada por la tradición, pero que deja un
pequeño margen a la improvisación del cantor (munshid).
La voz de Sídi Mohammed l-Mensúrí, originario de
Salé, es de las más auténticas en el dominio de la
interpretación de este difícil género musical que
requiere experiencia y maestría.
Es una pena observar la desaparición progresiva en Marruecos de
este estilo de voz, elemento esencial de la música
andalusí, con la tendencia a aplaudir voces agudas y
superficiales que imitan el canto oriental, con sus intervalos y
adornos impropios para esta música.
Este apartado termina con la interpretación de dos canciones
(san’as) pertenecientes a la secuencia rápida
(insiráf) del último movimiento (quddám) de la
núba al-Istihlal. Se puede escuchar cómo
Lúkílí pasa de un género poético a
otro aplicando una pronunciación apropiada a cada género
literario: la brwála al-’Anas en dialecto marroquí,
el zejel Rímun Ramatní en dialecto andalusí, y la
moaxaja Katamtu L-Mahabba en mezcla de los dialectos andalusí y
árabe clásico.
III. NÚBA
R-RÁSD
(grabación efectuada en 1958)
El modo Rásd, sobre Re, tiene un componente estructural
pentatónico que nos recuerda modos africanos muy apreciados por
los gna’wa, género musical originario del África
negra y que es practicado en los rituales de las cofradías
gnáwa de Marruecos.
Sin embargo el pentatonismo de este modo no es tan estricto, pues es un
modo africano, influido por las escalas musicales de la
civilización magrebí-andalusí. La núba
Rásd es la sexta del Cancionero de al-Há’ik y
está sustentado sobre los modos: r-Rásd, L-Hsár,
z-Zaydán y l-Mzmún. Su estación del año es
la primavera, su elemento es el aire y su humor el sanguíneo.
Después de la obertura instrumental (búgya), una de las
grandes voces graves más apreciadas de la música
tradicional de Marruecos, la de Muhammd L-Táwd, interpreta el
inshád de la núba. El metro poético es el
tawíl (largo).
“Oh, cantor de r-Rásd, que me ha cautivado el
corazón y me ha alegrado con su voz.
Te ofrezco mi vida por haberme extasiado con sus melodías y
dejarme enamorado, triste y sumiso”.
Las canciones siguientes pertenecen al tercer movimiento
(btáyhi) de la núba. Amná Ruqádi es el
segundo “puente” del movimiento (mízán), es
decir, la canción que permite pasar de la parte intermedia
(mhzúz) al movimiento rápido (insiráf), en el que
el ritmo se acelera hasta la última canción o cierre
(qafla). La selección del presente disco está motivada
por varias razones: la voz de Lúkílí domina este
movimiento desde el principio al fin y, según nuestra
opinión, este método de canto debe ser imitado y hacer
escuela en los jóvenes que quieran interpretar seriamente este
patrimonio musical. Es la batuta del director de orquesta la que se
esconde detrás de la voz de este genio. El diálogo entre
la voz del maestro y el coro constituye un contraste que relaja el
oído del auditorio y le permite apreciar la belleza de la
poesía andalusí. La claridad de la voz de
Lúkílí y la austeridad de su ejecución
facilitan el desciframiento de este lenguaje poético lleno de
amor y de intrigas. El sonido del piano no es dominante y así
podemos apreciar la belleza de la interpretación del laúd
y del rabáb. Los timbres del tár (pandereta), a menudo
mal grabados, son aquí precisos a pesar de los cuarenta
años de este registro, y enseñan el lugar preponderante
que ocupa este instrumento en el ritmo de esta música. La
darbuga apoya el juego del tár sin competir con él.
En resumen, la interpretación de Lúkílí,
cargada de emoción y de virtuosismo, demuestra la grandeza de
este legado andalusí.
IV. TAQSÍM
DE VIOLA
Para terminar esta grabación se ha incluido un taqsim de viola
del maestro L-Gálí sh. Shráybí, considerado
el mejor intérprete de viola alto de Marruecos.
Comenzó su carrera en Fez con el maestro Bríhí
antes de ser invitado por su amigo Muláy Ahmed para integrarse
en la Orquesta de la Radio Nacional. Participó en las más
importantes grabaciones de esta orquesta, llegando a dominar la
técnica de su instrumento de tal forma que en ocasiones parece
que manipula la voz humana.
Marcaba el ritmo con el arco, y cuando generalizaba el tiempo, se
permitía escapadas diabólicas dando libertad a su fecunda
imaginación.
El taqsím que interpreta pertenece al modo Raml l-Máya
(Re). Su instrumento está afinado en Mi-La-Re-Sol, en lugar de
la afinación convencional La-Re-Sol-Do. Las dos primeras cuerdas
son de tripa, fabricadas por él mismo, y la posición de
la viola es la tradicional, de origen medieval como se puede ver en las
miniaturas de las Cantigas de Alfonso X el Sabio, sobre la pierna
izquierda y girando el arco en posición horizontal.
El timbre de este instrumento está cercano a la esencia de la
música andalusí, desde su incorporación en el
siglo XVIII, sin desnaturalizar su espíritu.
OMAR METIOUI