Lute improvisations, variations and compositions on the modes
(maqámát)
that Zíryáb brought from Baghdad to Cordoba more than one
thousand years ago.
medieval.org
Pneuma «Colección Al-Andalus / Oriente» PN-480
noviembre de 2002
Madrid
ضوء الروح
1. Luz del alma · Daw' ar-ruH [11:16]
maqám Hiyáz
هلال الصبا
2. Creciente de la mañana · hilál as-Sabá [8:12]
راقصة الفرس
3. Danza del caballo · raqSa al-faras [13:33]
maqám Naháwand
أوشار
4. Awshár [6:25]
maqám awshár
للروح حديث
5. Discurso del alma · li-r-ruH Hadith [7:40]
maqám 'Ajam
مقام راست
6. Maqam rast [10:27]
زاد الغرام
7. Creció el amor · záda al-garám [7:28]
maqám Naháwand
LOS
MAQÁMÁT DE ZIRYÁB
Durante cuatro años de mi vida me vi sumergido en lecturas sobre
Ziryáb. He rastreado buscando todo lo escrito sobre él y
su música, tanto cuando era el primer músico en Bagdad,
como cuando más tarde viajó hacia al-Andalus y el papel
que allí desempeñó. Mientras leía,
sentía siempre que, de algún modo, Ziryáb
quería transmitirme su secreto. Esto que me ha llevado a seguir
estudiando e investigando incansablemente sobre el laúd y poder
así adentrarme en el espacio de inspiración de
Ziryáb y su instrumento.
Acabada la grabación de este album descubro el poco parecido que
tiene con mis obras anteriores, especialmente en lo relacionado a las
improvisaciones y los maqáms. Mis interpretaciones no
son del tipo tradicionalmente conocido en el mundo del laúd, ni
repeticiones de las formas del maqám iraquí que
estudié a lo largo de seis años en Bagdad, sino que con
ellas he experimentado una enorme sensación de libertad. He
disfrutado recorriendo sus deslumbrantes espacios en un tiempo que
hubiera deseado sin fin.
"Luz del alma" es un tema clave sobre Maqám Hiyáz,
y es para mí muy especial por ser expresión de tristeta y
meditación.
En la interpretación del Maqám as-Sabá
predomina la transparente tristeza, a pesar de ser un tema musical
repleto de técnica, de movimiento y de alegría. Hilál
es una nueva creación de forma modal musical que incorporo a la
música árabe. Empieza con un movimienio rápido,
seguido por otro lento, antes de volver de nuevo al primero. Lo he
llamado Hilál (una creciente) por ser éste el
símbolo de nuestro Este, y por su estrecha relación con
nuestra infancia, ya que nos anunciaba el ºId (la fiesta)
con sus deseados regalos. "La danza del caballo" es un tema musical que
compuse hace años. Representa la estética del caballo y
sus connotaciones, siendo un símbolo de la originalidad y la
caballerosidad de ambos mundos, el árabe y el andalusí.
En el Maqám Awshar expreso con su aguda delicadeza la
nostalgia de las tierras del Norte, mientras que en el Maqám
Nahawand describo la relación de Ziryáb con su
entorno, su interés por los detalles de elegancia y
refinamiento, que llegó a ser su impronta en aque! entonces.
La pieza "Discurso del alma" sobre el Maqám Ajam es una
mezcla de diafanidad y agilidad de interpretación. Representa la
infancia del alma y su empeño sublime por superar los momentos
de cambio y dolor. Mientras que en la interpretación sabre el Maqám
Rast, considerado por los árabes el más importante,
parece como si estuviera describiendo los pasos de Ziryáb a la
hora de entrar en al-Andalus para ser recibido por su emir.
En este álbum he recogido mi experiencia desde 1982 hasta
finales de 2002. No he querido expresar habilidades técnicas,
sino que he intentado que la música mee reflejara mi interior,
mi patrimonio y mi identidad cultural. También he deseado que
fuera una prolongación más de la relación que me
une al Otro, con el cual dialogo a través de la música.
Asimismo, se pueden percibir en las composiciones y las improvisaciones
(taqásím) de este álbum muchas de las
confesiones y revelaciones de los profundos sentimientos latentes en
los maqáms. Cabría decir que el maqám
iraquí es una forma de filosofía, cuya herramienta es la
música y no la palabra. Fue utilizado y practicado por numerosos
filósofos, sabios y científicos como al-Kindí,
al-Farabí, al-Urmawí e Ibn Sína, entre otros. El
mismo Ziryáb lo adoptó como ciencia, arte y fuente de
inspiración en el próspero al-Andalus, creando con
él diversas fornas musicales y melódicas. Muchos
investigadores se dedican actualmente al estudio del patrimonio
transmitido por Ziryáb y su maestro iraquí,
al-Mawsilí. La forma musical del maqám ha
sobrevivido a lo largo de muchos siglos transmitiéndose de una
generación a otra. Yo me detengo ante él tal y como lo
hicieron antes mis maestros y como lo harán mas adelante mis
discipulos. Este álbum contiene al mismo tiempo parte del
patrimonio cultural heredado y un estilo y visión
contemporáneos.
En la última composición me vi llevado por el anhelo de
unir la palabra a la melodía y a cantar una oración
espiritual de amor puro a través de los versos escritos por
Abú Medyán al-Gawz y de mi música. He optado por
hacerlo como mensaje de amor a Dios.
NASÍR SHAMMA
traducción: Bahira M. Abdulatif
DESDE EL
ÉUFRATES AL GUADALQUIVIR
Desde Wásit (entre Kufa y Basora), ciudad cercana a la
confluencia del Tigris y el Earates, frente al luminoso paisaje de
lagos, islas y marismas que conforman la paradisíaca
región de Shatt al-Arab, llega Nasír Shamma. Inmerso en
la fuente atávica de su ancestral tierra mesopotámica,
cuna de milenarias culturas y tradiciones, habitada por sumerios,
acadios, hititas, babilonios, kasitas, asirios y caldeos, Nasír
atraviesa la puerta de la diosa lsthar in la mítica Babilonia
donde desfilan en cortejo por la Calle de las Procesiones
portadores de arpas, cítaras, laúdes, tambores,
añafiles y flautas Ataviado con los ropajes de la historia y
siguiendo las huellas de Ziryáb, Nasír Shamma ha viajado
hasta tierras de al-Andalus para darnos sus incontables notas,
intervalos, escalas, melodías, modos (maqámát),
impregnando de añejos y nuevos aromas nuestra tierra. En
simbiosis perfecta entre mitología e historia, su música
une a nuestra memoria los poemas épicos de sus dioses y
héroes milenarios junto a sus poetas árabes
clásicos y neoclásicos, tejidos con lo andalusi en el
telar del tiempo.
Nasír abraza su laúd, cierra los ojos, y nos introduce en
el mundo mágico del maqám lleno de matices y
modulaciones, colmando nuestra imaginación con mil y una
fantasías. El término árabe 'maqám' se nos
escapa al intentar definirlo en una simple frase. Es el sistema que
aglutina los modos musicales arabo-iraníes y turcos, huella
estética de la Edad de Oro de la música
árabo-islámica. También, define la
expresión de estado de ánimo, improvisación,
inspiración, espiritualidad, "lenguaje" en definitiva que el
músico extrae de las cuerdas de su instrumento. Su
audición y percepción, unido al sentimiento que expresa,
es la plasmación de una identidad cultural. En sus
interpretaciones, Nasír Shamma nos va transmitiendo el
espíritu del maqám con la creatividad y el
virtuosismo que le caracterizan. Como un delicado trabajo de taracea,
la estética de sonidos y formulas melódicas que utiliza
se superponen y fusionan en esta expresión del sentir de la
tradición árabo-islámica. Las notas que
Nasír extrae del laúd atesoran matices de su mundo
interior y saltan al aire expresando el sistema modal, tonal y
rítmico del maqám.
En Bagdad, la capital de los abbasíes (750-1258), centro de
gravedad del esplendor económico y del más puro
refinamiento cultural, el gran maestro Ibrahim al-Mawsili (el de
Mosúl, 743-806), creó bajo el mecenazgo de sus califas
amantes de las artes y las letras, al-Mahdí y Harún
al-Rashíd, las bases de la escuela musical del maqám
iraquí clisico, de donde surgirían los grandes mitos y
genios de la música oriental. Extrajo del área de la
música árabe sus secretos más ocultos,
estableciendo fuertes eslabones que unirían la literatura
clásica con la melodía dotando a la música de un
nuevo espíritu y dimensión. Como creador de las primeras
escuelas destinadas a la formación de músicos y cantoras
educadas en la prosodia, la dicción, la poesía, la
instrumentación y el canto, a través de su hijo
Isháq (768-850), inspiró el alma de Ziryáb,
quién más tarde fundaría la primera
escuela-conservatorio en Cordoba. Isháq al-Mawsili, con su gran
talento de compositor, desarrolló diferentes expresiones de voz
que se convertirían en autenticas reglas para los cantores. Los
grandes centros de la cultura de la época: Bagdad, Samarra,
Kufa, Wásit y Basora, atesoraban en las justas poéticas y
sesiones musicales de sus palacios el arte de la más exquisita
poesía y misica. En ellas participaban califas como
Ibrahím al-Mahdí (compositor), Harún
al-Rashíd (músico) y al-Wáthiq (músico).
También poetas, cantantes y músicos, hombres y mujeres,
competían por gozar de un mecenazgo que era el símbolo de
una etapa de esplendor conocida como la Edad de Oro.
El laúd de cuatro cuerdas era la referencia teórica y
estética de la música árabe. Conoció su
esplendor durante los siglos VIII al XIII, período en el que se
crearon sus estructuras, sistema tonal, intervalos, géneros y
modos concebidos por sus teóricos y filósofos:
al-Kindí (s. IX), al-Farabí y los ljwán as-Safa
(s. X), Ibn Sína (s. XI) y Safí ad-Din al-Urmawí
(s. XIII), ayudados en el canto y la interpretación por
músicos como Zalzal, Ibrahim e Isháq al-Mawsilí.
Nuevos cambios en la línea de la historia reciente
llevarían al reconocido laudista Sherif Muhiy ad-Din (1936 a
1948), maestro de los iraquíes Yamíl y Munír
Bashír, Salmán Shukur y el yemení Yamíl
Gánín, a realizar una serie de innovaciones que
conducirían a sentar las bases de la moderna Escuela de Bagdad
de laúd.
EL REPERTORIO DE NASÍR SHAMMA
Desde la primera composición Nasír abre ante
nosotros las puertas de su inspiración. Su espíritu le
lleva a tierras de Oriente hacia el antiguo Hiyáz (La
Meca y Medina). Allí recuerda el alma de sus cantoras
clásicas que, al transmitirnos el duende (tarab) del
primigenio modo oriental Hiyáz, evocaron la
lejanía del desierto al cantar en la Córdoba emiral de
Abd al-Rahmán I y II, llegando este maqám a su
punto álgido con Ziryáb (789.858).
El maqám, considerado a lo largo de su historia coma un
arte refinado y de mecenazgo, impulsaba a los músicos a crear
nuevos modos musicales que se presentaban en las grandes
conmemoraciones. De igual forma que hicieron sus maestros, Nasír
Shamma rastrea en la mitología y en la civilización
mesopotámica y árabe, y asimilando al espíritu de
su tiempo contemporiza los acontecimientos buscando el equilibrio y la
armonía entre tradición e innovación. En su
interior habitan los mitos inmortales que ahora pasan del mundo de las
sombras a la luz con la creación en la segunda
composición del nuevo Hilál (luna creciente),
derivado del clásico Sabá (brisa de Oriente) cuya
audición lleva a la tristeza y al dolor, prendiendo el Hilál
en las ramas del Árbol Modal de la música árabe.
Cabalgando a lomos de la historia y en esa síntesis entre lo
árabe y lo andalusí que unió para siempre a la
Bagdad abbasí con la Córdoba omeya, Nasír Shamma
emprende el vuelo de "el Mirlo" Ziryáb y nos ofrece la "Danza
del caballo" plasmada en el maqám Naháwand
(ciudad en Iran).
Y de nuevo sumergido en la trama de la historia, el poso de su tierra
mesopotámica, y también árabo-islámica y
cristiana lleva a Nasír a incorporar al telar de su
creación los hilos de la música inspirada en la
tradición española con la pureta del maqám
Awshár, derivado del clásico Síká
(nombre del compositor), plasmado en la cuarta
composición.
En el quinto tema Nasír dialoga con su alma arrancando
de las cuerdas del laúd la amplia variedad de símbolos
metafísicos, astrológicos, psíquicos,
terapéuticos y cósmicos que encierra el temperamento del maqám,
y un instrumento que, a través de Kindí y los
Ijwán as-Safá, se impregnó de las ideas
neopitagóricas y neoplatónicas de la Armonía
Universal aplicadas a la música. Con el maqám 'Ajam
("extranjero", modo persa), va trenzando los elementos inmersos
en las fuerzas telúricas de la naturaleza: tierra, fuego, aire y
agua., con los humores del cuerpo: bilis, flema, atrabilis y sangre.
La sexta composición nos introduce en el corazón
de la milenaria Mesopotamia, con la fuerza que emana del maqám
Rast (principal).
Las notas del laúd de Nasír Shamma danzan al desplegar el
amplio abanico de imágenes encadenadas y alegorías
bañadas en luz, dejándonos palpar el arabesco de maqámát
que Ziryáb nos transmitió de la Escuela de Bagdad. Sus
melodías están cinceladas sobre las mil y una canciones
que llevó a Córdoba y que permanecen guardadas en la
memoria de los tiempos. Como los antiguos babilonios rinde su homenaje
al arpa sumeria, buscando la paz allí donde se libera el alma
que habita en el lecho de una rosa de los Jardines de Babilonia. Desde
la tierra de los jardines emprende viaje hasta las orillas del
Guadalquivir para asistir en un rito iniciático y perpetuo: "La
ceremonia de sus esponsales con el Eúfrates". Su mensaje llega
hasta nosotros lleno de luz en un canto inundado de paz y
espiritualidad. Después, como ofrenda, esparce sobre las aguas
del Guadalquivir un ramillete de rosas rojas cuyos pétalos
están hechos con los versos de uno de nuestros grandes pioetas,
el sufí sevillano Abú Medyán (1126-1197), a quien
Ibn Arabí (Murcia. n.1165 - Damasco, m.1240) define en su Epístola
de la Santidad como "la quinta esencia de los santos". Como en su
época hiciera Ziryáb, Nasírr Shamma nos trae una
canción y,. con el regalo de su voz, los encendidos versos de
nuestro poeta sufí que, tras su peregrinar a La Meca y recorrer
las tierras de Oriente visitando a sus maestros, regresó al
Magreb estableciéndose en Bugía (Argelia). Sus restos
reposan en la pequeña zawiya de 'Ubbad a las afueras de
Tremecén, siendo hasta hoy venerado como su patron.
Dice el poema de Abú Medyán cantado en el maqám
Naháwand:
¡Oh
corazón! visistaste al amado y no se apaciguó esta
pasión.
¡Qué maravillosa es para un corazón que se abrasa
en la dicha!
Creció el amor alejándose de la paciencia y al intentarlo
ante la vista, se ocultó.
Las llamas del amor las avivó un jardin, y ante él la
voluntad se liberó de la paciencia.
MANUELA CORTÉS GARCÍA
Hay una edición inglesa (From the Euphrates... en la portada) cuyo libreto no tiene comentarios en
español, salvo la introducción de Paniagua. Y eso que debajo del artículo de Shamma pone "translation into Spanish: Bahira M. Abdulatif". Seguro que hubo una segunda traducciónn del español al inglés.
Hay otra edición bilingüe (Desde el
Éufrates... ) que además contiene artículos adicionales al que firma Shamma,
con algunas inexactitudes y que a ratos parecen un mítin.
La introducción de Paniagua:
DESDE EL EÚFRATES AL
GUADALQUIVIR
Pneuma se viste de lujo al presentar la última
interpretación musical del extraordinario laudista Nasír
Shamma. Desde este sello español le hemos pedido un viaje al
siglo noveno por algunas de las antiguas escalas musicales del Bagdad
de Ziryáb, para ahondar en las raíces de la música
de al-Andalus. Su música deja una profunda impresión
sobre el alma, ya que la materia espiritual del arte de la
música es el alma de los oyentes.
Escuchando a Nasír Shamma recordamos las ideas
neopitagóricas sobre la música del grupo islámico
medieval los Hermanos de la Pureza (Risala Ijwán
al-Safá), comunidad ismaelí asentada en Basora (hacia
983), que tuvo gran influencia en el mundo andalusí.
“Las melodías correctamente armonizadas deleitan los
caracteres, alegran el alma y regocijan el espíritu, porque son
sonidos y silencios que transitan en el tiempo imitando los movimientos
de los astros. Cuando se escuchan tales melodías, las almas
rememoran la dicha del mundo celeste y al tener conocimiento de ese
mundo superior, anhelan acceder al mismo y fundirse con
él.”
La música y la voz de Nasír Shamma, que canta por primera
vez en una grabación, es una de las “mil y una”
razones desde Bagdad para amar la cultura de Iraq y pedir la paz contra
la guerra.
EDUARDO PANIAGUA